Las elecciones del domingo, de manera
inmediata tienen como finalidad elegir a los gestores del gobierno local. En la
constitución política tradicional este gobierno representa la instancia
ejecutiva más cercana a la población. En este sentido, se trata de un
funcionario encargado de labores muy específicas; recolección de desechos
sólidos, mantenimiento del espacio público, seguridad ciudadana, así como
algunos aspectos de la educación y salud.
En teoría, eso supone que las
elecciones municipales son menos polarizadas y se enfocan en programas de
gobierno específicos que proponen soluciones en los ámbitos resaltados. El
votante debería estudiar y comparar las propuestas más allá de la dinámica
nacional de conflicto, porque se trata de elecciones donde no se discuten los
proyectos nacionales. Considerando que hay quienes aspiran a la reelección,
esos candidatos deben ser evaluados en función a su gestión actual.
Pero resulta que la oposición ha decidido
no hacer campaña por la vía tradicional (más allá de algún afiche y uno que
otro camión con música), ha aprovechado cierta coyuntura política para
estimular la polarización, el tiempo que se debía invertir para la campaña lo
ha dedicado a organizar movilizaciones contra el gobierno nacional.
Dentro de este programa político
opositor se ha venido planteando que las elecciones municipales son un plebiscito
para evaluar al gobierno de Nicolás Maduro, afilando sus todas sus baterías
contra figuras del ejecutivo nacional y no contra los candidatos del GPP. Se
abandona el carácter local de la campaña para estimular el enfrentamiento contra
el gobierno central. Una de las principales razones de esto, es evadir la
discusión respecto a la gestión de los actuales alcaldes de Sucre, Baruta,
Chacao y la Alcaldía mayor, entre otras.
La oposición no quiere plantear las
elecciones como lo que realmente son, una elección e gestores locales, porque
sale muy mal parada si tiene que discutir sobre la gestión de sus candidatos
que aspiran a la reelección. Tal cual como Capriles que en ninguna de sus dos
campañas presidenciales se refirió a su gestión como alcalde y gobernador. La
polarización les permite eludir la presentación de programas de gobierno,
estimulando directamente la emocionalidad.
En este sentido, resulta acertada la
estrategia del Gran Polo Patriótico cuando enfoca la campaña en los distintos
proyectos específicos de cada candidato. Despolarizar nos da una campaña más
racional, donde se evalúan propuestas y la gestión directa de los alcaldes en
ejercicio. Además de sostener que efectivamente se trata de un proceso
electoral con fines no nacionales, donde no se evalúa la gestión del
presidente.
Pero más allá de la finalidad
inmediata de las elecciones, hay una finalidad a largo plazo que corresponde a
la estrategia de transformación política. La fuerzas revolucionarias de base
deben saber que más allá de elegir a un gestor de los problemas locales, se
está eligiendo un aliado en la construcción del Estado Comunal. Las alcaldías
que ganen los candidatos del GPP están llamadas a trabajar al lado de la
comunidad en la conformación de las comunas y el avance hacia una nueva
configuración geopolítica.
Sabemos que algunos alcaldes de las
filas revolucionarias no trabajan acompañando a las organizaciones comunales,
cuando no se encargan de hacer sus funciones específicas, han tomado caminos
poco legales y éticos. La situación ideal que debemos lograr es que todos los
alcaldes electos por el GPP trabajen en función del avance de las comunas, pero
que no estén saboteando la organización y retrasando los cambios ya es
ganancia.
Desde esta perspectiva, nos damos
cuenta que la oposición está clara respecto a los fines a largo plazo de la
elección que viene. Sabe que necesita mantener ciertos espacios para desde
ellos arremeter contra el gobierno nacional, pero también frenar los cambios
que desde las organizaciones populares se puedan hacer para avanzar hacia el
Estado Comunal. Basta ver la situación en la que se encuentran las comunas ahí
donde gobierna la MUD.
Entonces, es fundamental salir a
votar masivamente por nuestros candidatos del Gran Polo Patriótico, tanto en
términos tácticos en cuanto a los fines inmediatos, como en la dimensión
estratégica de los fines a largo plazo. En la construcción de la nueva
organización social es clave que todos los espacios estén en manos de aliados y
no de enemigos.
Manuel Azuaje Reverón