Una de las principales estrategias contra la izquierda que han
librado los sectores dominantes a nivel mundial, ha sido acusarla de
dogmática, incapaz de generar crítica interna y de ser irreflexiva
respecto a sus errores. De ese modo, han desatado tomass media, buscando
consolidar una concepción de la izquierda que en nada se corresponde
con la realidad.
da su maquinaria
compuesta esencialmente por los
En Venezuela no ha sido distinto, acompañado de esta idea,
constantemente promovida desde los centros de formación y medios de
comunicación, se realiza una deslegitimación del apoyo al gobierno
bolivariano. Ese procedimiento se hizo presente, a través de la
afirmación constante de que los que apoyaban a Chávez lo hacían
desde la emocionalidad, la manipulación a través de la sensibilidad
y no porque tuvieran razones reales, que provinieran del análisis y
comprensión del proyecto político.
De esa forma, la oposición pretende hacerse pasar como el sector
“pensante y reflexivo” de la sociedad venezolana, donde se
encuentran todos los que hacen uso de la razón, mientras que por
otro lado no hay más que autómatas y repetidores. Esta estrategia
es fundamental a la hora de decir que el apoyo al proyecto político
que presentó Chávez y ahora continúa Maduro, no proviene de la
reflexión sino de la demagogia de un discurso que apela a los
sentimientos.
Ejemplo de esto lo hemos vivido durante los últimos 14 años, cuando
se ha sostenido que el chavismo está lleno de “borregos”,
“focas” y personas compradas para asistir a las manifestaciones
que se hacían en apoyo a Chávez. Ni siquiera el fallecimiento de
Chávez y todo el sentimiento desbordado de un pueblo, que no sólo
se movilizó durante dos semanas, sino que expresó con firmeza los
argumentos que lo llevaron a apoyarlo y seguirlo en su proyecto, pudo
modificar esta visión.
Al contrario de esta pretensión, la izquierda ha mostrado una
capacidad real de reflexión, de crítica interna para visualizar sus
errores, pudiendo hacer giros en su rumbo marcado por la práctica y
la orientación teórica. Esta situación se visualiza a lo interno
del marxismo, donde han surgido interpretaciones distintas respecto a
cómo se debe leer la obra de Marx en el plano teórico, así como
corrientes que en lo práctico llevan a cabo programas distintos.
La izquierda a nivel mundial ha sabido recomponerse luego de
distintos fracasos, que la han llevado a tener que evaluar desde la
raíz toda su estrategia y visión de sobre la transformación. La
caída de la Unión Soviética pudo significar el fin de toda
posibilidad de transformación de la sociedad capitalista, aunque fue
así para muchos la lucha continuó. Se abrieron nuevos caminos,
resurgiendo la crítica, acompañada de los planteamientos que
permiten construir desde lo concreto la nueva sociedad.
Pero no sólo se trató del momento en el cual el neoliberalismo y su fin
de la historia, fueron derrotados desde la acción de los movimientos
que se alzaron contra el sistema imperante, así como todos los que
siguieron apostando a la crítica al sistema de la compra y venta de
la fuerza de trabajo. Ya desde sus inicios la izquierda nació siendo
reflexiva y autocrítica respecto a sí misma, emergiendo un grupo
variado de corrientes que apuestan a la transformación del
capitalismo desde distintas trincheras.
También en Venezuela se ha hecho evidente que la situación no difiere del
comportamiento histórico en la dinámica política. Mientras se
acusa al chavismo de dogmático, la izquierda tiene distintas
posiciones a lo interno del movimiento que apoya el proceso político
que encabezó Hugo Chávez, ahora agrupado siguiendo a Nicolás
Maduro en la presidencia, pero que se hace cada vez más colectivo.
Esas posiciones van desde sectores que desde un inicio se han opuesto
a apoyar a Chávez, considerando que no representa realmente la lucha
de clases, hasta algunos que apoyaron con algunas distancias al
inicio y que se han mantenido dentro de las fuerzas que agrupa la
Revolución Bolivariana teniendo distintos niveles de colaboración.
Hay quienes apoyan radicalmente, o quienes sostienen una posición
abiertamente crítica buscando profundizar los procesos en términos
de clase y programa revolucionario.
La izquierda como movimiento va configurando su base programática,
se ha constituido desde una plataforma plural. La revolución
bolivariana lucha desde la base para crear espacios donde se hable de
los errores, donde se muestren argumentos para apoyar o estar en
contra de algunas decisiones. La militancia que apoya el proceso,
desarrolla permanentemente argumentos en público de por qué se
compromete con este proyecto.
En esa misma línea, el chavismo ha tenido un comportamiento
electoral desde el cual se muestran señales evidentes de su
capacidad de actuar frente a lo que considera va mal. En varias
ocasiones candidatos lanzados por la dirigencia política del MVR y
luego el PSUV, perdieron la reelección luego de haber realizado una
gestión que por el pueblo era considerada ineficiente o corrupta.
Esta situación demuestra que a la hora de votar se actúa desde una
perspectiva racional y no nada más emotiva.
Al contrario de la izquierda, en Venezuela vemos una oposición que
no en su totalidad, pero si en su clara mayoría, es incapaz de
generar una crítica respecto a su accionar, tanto como reconocer los
momentos en los cuales ha tomado decisiones que han resultado
fatales. Esta situación se da no sólo en su dirigencia, sino que
sus seguidores son incapaces de reconocer en cuándo sus líderes se
han equivocado, ni cuentan con espacios donde de forma pública
opinen críticamente sobre las decisiones que se toman y pueden ser
consideradas como un error.
En el contexto electoral reciente se hizo evidente cómo la oposición
sigue un liderazgo construido mediáticamente. Un candidato que
habiendo gobernado durante 12 años (8 como alcalde y 4 como
gobernador) era incapaz de hablar desde una gestión pasada, porque
no podía presentar una habilidad de gobierno que no tiene. Si se
preguntaba por una obra de gobierno en cualquiera de estos dos
cargos, nadie podía decir nada. Esta es un ejemplo rápido de donde
se encuentra la reflexión y la autocrítica.
Es simpático ver cómo quienes son abiertamente opositores, se
mantienen constantemente afirmando las ideas anteriormente
desarrolladas. Pero comparten la crítica que desde la izquierda se
hace en Venezuela a los errores de gobierno. Entran en las páginas
donde se publican los artículos de opinión y empiezan a
difundirlos, pero luego salen a sostener que aquí no hay sino
seguidores irracionales. Saben que ellos no tienen espacios donde se
pueda discutir, sus posiciones si son inamovibles.
Manuel Aguaje Reverón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario