El capitalismo es un
sistema económico voraz, cuya capacidad de destrucción queda cada vez más al
descubierto. Se fundamenta en la expropiación del trabajo ajeno, del robo de
parte de su vida. Su necesidad de poseer una tasa de ganancia cada vez mayor
parece no tener límites, rebasando incluso la supervivencia de la humanidad a
largo plazo.
Sobre este tema se han
escrito libros y artículos que podemos conseguir en distintos sitios, pero
estamos hoy en día ante nuevos ejemplos de la ausencia de límites en el
capitalismo, frente una descarada indolencia ante al sufrimiento humano, que
demuestra cada vez más que es un sistema económico sin una mínima estructura de
valores ni principios.
Han llegado a nosotros las noticias sobre los
múltiples suicidios en Europa debido a la crisis, principalmente noticias
provenientes de España, pero no es el único país en el que los suicidios por
desahucios han empezado a ser un problema visible y alarmante, en Francia y
Portugal está sucediendo, por no decir lo que pasa en Grecia.
Doloroso fue saber del
suicidio que cometieron la pareja de jubilados españoles al enterarse que
serían echados de su casa, y hace un par de días leímos sobre una mujer que se
prendió en fuego al interior de un banco luego de afirmar “Me han quitado
todo”. Así, la lista de noticias respecto a suicidios por desahucios es grande.
Pero esta lista no es
sino una pequeña muestra de lo que la prensa española reseña, no nos llegan la
totalidad de las noticias, más aún muchos de los suicidios que ocurren
motivados a la crisis ni siquiera aparecen en los medios dentro de España. Si
desde acá duele e indigna tener que leer sobre estos hechos, habría que imaginar
lo que puede sentir un español.
Según los números
manejados por el grupo 15M, en 2012 hubo 12 suicidios reconocidos como efectos
de la crisis y reseñados mediáticamente, mientras que en lo que va del año 2013
ya se han dado 11, de los cuales 10 han sido durante estos días de febrero.
Cerca de 9 personas se suicidan diariamente en España, tres de esos suicidios
se deben a la crisis, la cual se considera su causa principal. Las estadísticas
son difíciles de llevar, debido a que las instituciones encargadas de hacerlo,
al igual que la prensa, suelen ocultarlo o decir que se trató de accidentes u
otras causas.
No es de extrañar la
reacción carente de solidaridad ni sensibilidad alguna por parte de los
representantes del sistema económico, ya son múltiples las evidencias del
carácter poco humanista del capitalismo. Pero esa ausencia de sensibilidad por
parte del sistema económico ha sido transferida al sistema político, a sus
instituciones y rostros, ahí es cuando nos encontramos frente a una crisis
estructural de lo político.
Cuando la cúpula política
de una nación es incapaz de defender la vida de sus ciudadanos, y teniendo las
herramientas para hacerlo se niega, aferrándose a la defensa de los intereses
económicos por encima de la vida humana, se ha tocado fondo. Si un Estado no
puede garantizar la supervivencia mínima de sus miembros, estamos frente a la
ausencia de lo político propiamente.
Este es el sistema criminal que nos venden
como natural y eterno. La economía capitalista tiene que dar paso mediante una
destrucción creativa, a una economía que tenga como pilar la solidaridad, el
reconcomiendo de la necesidad vital de todos los miembros de una sociedad, que
posicione los valores humanos por encima de la ganancia y el crecimiento
desproporcionado del ingreso a través de la expropiación del trabajo ajeno.
Una economía de ese tipo
se tiene que acompañarse de un sistema político que ponga las necesidades
vitales fundamentales de la comunidad por encima de los intereses mezquinos de
los particulares, garantizando la participación, la toma de decisiones
colectivas y la creación de espacios económicos desde la base para satisfacer
las demandas sociales, donde sea prioridad el acceso a los servicios
fundamentales. La alternativa no puede ser el suicidio debe ser la organización
y la lucha.
Manuel Azuaje
Reverón.