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viernes, 15 de abril de 2016

Superar la arrogancia para construir la política revolucionaria

El poder no se tiene, ni está localizado en una institución, el poder se activa. Para lograr esa activación es necesario que se sumen los fragmentos que cada uno posee pasivamente de ese poder, sea colectiva (en las pequeñas organizaciones) o individualmente. Esos fragmentos deben ser ensamblados a través de la articulación de todas las luchas, para constituir una subjetividad política hegemónica. Esta unidad de las luchas sólo es posible a partir de la solidaridad como principio práctico orientador.

Hoy en día, quienes quieren destruir el poder que ha sido activado gracias a la movilización histórica de los oprimidos y la construcción hegemónica de una agenda común, que han hecho posible las transformaciones logradas, inducen y alimentan una profunda crisis material, complementada por una descomposición ética. En esta circunstancia, donde los principios son dejados de lado para dar paso a una especie de nuevo darwinismo social, el tejido social se destruye aniquilando los lazos que lo constituyen.

miércoles, 13 de abril de 2016

El fin del ciclo progresista y el fin del chavismo (24/10/2015)

En nuestro análisis anterior[1] hemos planteado que la tesis del fin del ciclo progresista en América Latina es elaborada por sectores de la izquierda continental que, al menos desde hace unos años, no acompañan a los gobierno protagonistas de ese ciclo. Afirmamos que dicha hipótesis ha sido expuesta por analistas pertenecientes a organizaciones que han juzgado a los gobiernos sobre la base del cumplimiento o no de determinadas demandas, de determinados movimientos sociales, teniendo como telón de fondo una concepción de la transformación basada en la autonomía y la no toma del poder. En esta ocasión queremos acercamos al proceso venezolano a la luz de esta discusión.

¿El fin del chavismo según quién?

Antes del fallecimiento de Hugo Chávez algunos sectores de la izquierda venezolana habían tomado una distancia crítica respecto al proceso bolivariano, pero luego de que ésta sucediera se incrementó su número así como presencia en los espacios de opinión pública. Algunos de ellos empiezan a hablar del fin del chavismo, mientras que otros pretenden presentarse como un “chavismo crítico” que toma distancia del gobierno. Lo que caracteriza a ambos sectores es la ruptura con el gobierno y la intención abierta de formar espacios aparte, algunos con una clara intención electoral.