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lunes, 3 de septiembre de 2012

El Batman de Christopher Nolan: Anarquía vs. Estatus Quo.



En su texto Los “Comics” y su ideología, vistos del revés, Ludovico Silva ofrece un conjunto de recursos que nos permiten proceder a develar el “mensaje oculto” a través del cual los medios de comunicación reproducen los elementos ideológicos del sistema capitalista. Desde éstos la sociedad capitalista en su etapa actual persigue asegurar su permanencia al menos durante el mayor tiempo posible. Siendo así, en los momentos que vivimos donde ya no tiene ninguna receptividad el discurso sobre las bondades del capitalismo y su capacidad de “desarrollar” a los pueblos (el american way of life), se recurre a nuevos contenidos discursivos, que el filósofo eslovenio Slavoj Žižek enmarca en el nuevo espíritu del capitalismo.
Las películas sobre Super Héroes tienen su público más numeroso en niños y jóvenes, quienes reciben una mayor influencia de los elementos ideológicos presentes, ya que como advierte Ludovico, en la infancia se forman “las capas conscientes e inconscientes del psiquismo”. Estas capas serán integradas como supuestos de las representaciones que las personas desarrollan de la sociedad. No es de extrañar que en momentos de crisis la ideología sea cada vez más explícita y políticamente conservadora, tras la urgencia por detener movimientos que parten del descontento con el sistema.
De igual modo que el filósofo venezolano hizo hace ya cuarenta años al desenmascarar a personajes tales como El fantasma, Mandrake, Superman o Tarzán, resulta necesario hoy en día pensar los contenidos ideológicos y el propósito que esconden la nueva ola de películas sobre  “Super Héroes”.  De la cual forma parte la trilogía de Batman dirigida por Christofer Nolan, el mismo de filmes tales como Memento e Inception, por cierto muy superiores cinematográficamente que su apuesta actual con el “Caballero de la noche”.
El proceso de desenmascaramiento tiene como punto de partida invertir la visión estructural de la película, darle una vuelta al personaje protagónico, haciéndolo ver como lo que realmente es, un anti-héroe, un sujeto ultraconservador encargado de mantener imperturbable la sociedad en la que vive (Washington, Nueva York y otras grandes capitales). Su labor principal consiste en defender la ciudad de cualquier situación que pueda producir cambios, que son representados bajo la forma de una violencia desatada.
 El que nos toca develar es claramente un antagonista social, un elitesco representante de los poderes dominantes constituidos, tanto por su origen como por su entorno. Bruce Wayne resulta un verdadero aristócrata, su familia ha sido dueña de un gran capital durante varias generaciones, lo cual refiere a las fuentes de su fortuna, así como a los cimientos de su condición social. Procede de una larga sucesión de “honestos” y “altruistas” padres fundadores de Gotham. Alfred, el viejo mayordomo que quiere como un hijo a Bruce pero que ni por casualidad se refiere a éste de otra forma que Amo, le recuerda permanentemente su origen y lo que representa, acotando cómo su abuelo utilizó los túneles de la ciudad para trasladar esclavos liberados durante la guerra civil. Igualmente se sabe que su padre fue un mártir asesinado por un ladrón de poca monta, un pobre de esos a los que se dedicaba plenamente el patriarca Wayne, “sensible” y “humilde”.
Una caricaturesca imagen del millonario bonachón, que usa su fortuna para beneficio de la comunidad. En las primeras escenas de la película sobre los orígenes de Batman, vemos a un pequeño Bruce viajar en un tren que su padre construyó para solucionar el problema de transporte de los más necesitados, pero claro, el tren conecta a toda la ciudad con la torre de la corporación Wayne, haciendo de ésta el núcleo de todo el desenvolvimiento cotidiano de Gotham, por cierto, negocio que tiene toda una división dedicada a la “seguridad”, desarrollo armamentístico. El acto altruista esconde así oscuros intereses económicos, seguramente aquellos esclavos liberados terminaron en alguna fábrica de los Wayne trabajando a diario por un salario de hambre.
La situación social de la ciudad expone el claro carácter burgués de nuestro antihéroe, la totalidad representativa del sistema está constituida exclusivamente por los miembros de la corporación monopolista Wayne (la única que existe en la ciudad, exclusiva fuente de trabajo) por un lado, por otro la burocracia estatal: el alcalde, el jefe de policía, el comisionado, los jueces, un fiscal. Estrechamente ligadas una a la otra constituyen una expresión de los que “realmente existen” dentro del sistema capitalista. Fuera de esa esfera se encuentran todos los demás, los habitantes de la ciudad sumidos en la pobreza, los ciudadanos medios y el resto de las poblaciones mundiales, por supuesto siempre subdesarrolladas. En este orden la mafia juega el papel de articuladora de las relaciones entre los dos mundos sociales, aunque sabemos que en nuestra realidad forma parte sólida del primer sector, en las películas aparece como un elemento corrupto externo a la burguesía y la burocracia, es productora de la injusticia, que terminará cuando nuestro empresario se ponga su traje y salga a combatirla, enviando un mensaje claro de antagonismo entre burguesía y corrupción, entre burguesía y mafia. El subdesarrollo mundial lo apreciamos en el momento en el cual para resolver sus complejos problemas psicológicos Bruce debe descender a lo más bajo de la condición humana, es decir vivir entre los pobres, pero claro en Gotham no hay pobreza extrema por lo que el millonario con crisis existencial se traslada a China, donde se convierte en un traficante (por cierto, de su propia mercancía), siendo capturado por las autoridades.
La lucha que articula las tres películas se da desde una tensión bélica entre anarquía y estatus quo, representada por cada uno de los “villanos”, cuyas personalidades ya no son los de las versiones anteriores del comic, sino que tienen aparte de sus claros “desequilibrios mentales” un discurso político articulado y explícito. En el caso de Ra’s al Ghul tenemos a un ex mercenario convertido en una especie de maestro espiritual, líder de una secta que tiene por objetivo la exculpación de todos los pecados de Gotham por medio del caos, de su destrucción hasta las cenizas
Ya desde ahí se empieza a observar la tensión, un Batman que nace poniéndose como límite las reglas y códigos propios del sistema, confiando en que será al interior de su propia lógica que se retorne a la justicia. Esa referencia constante al retorno es importante, porque refiere a un pasado que fue mejor, donde no existen las desigualdades y la pobreza, el imperio de la estabilidad. ¿La nostalgia burguesa del capitalismo anterior a la crisis tal vez?
La necesidad de lograr la estabilidad es expresada de forma constante a lo largo de las tres historias, en las que se pasa de un Batman cuya lucha consiste en retornar a lo establecido anteriormente, a uno que combate por evitar que se pueda perder la estabilidad conseguida luego de la segunda película. Los antagonistas del caballero conservador, son desarrollados psicológicamente teniendo como eje estructural una patología, que en el fondo es la que motiva su deseo de destrucción, articulado racionalmente en un segundo momento no fundamental. Resentimientos y odios así como la decepción, son lo que impulsa el deseo de caos contra el sistema, los intereses particulares y no un conjunto de factores sociales. De ese modo se reduce el combate contra el sistema caduco y corrupto a una angustia personal, descartando un factor de crisis de la propia totalidad que significa Gotham.
El ejemplo más acabado es el Héroe de la segunda película The Jocker. Gracias entre otras cosas a una gran actuación de Heath Ledger, el personaje terminó siendo recibido por el público como la figura de la producción cinematográfica, además de resultar vencedor. Veamos algunos puntos sobre este protagonista; lo primero que hay que decir es que, pese a algunos elementos del discurso, The Jocker no es un verdadero anarquista, ni representa un poco de lo que esta teoría política plantea, nunca se refiere críticamente respecto al poder y carece de toda motivación ética real o deseo emancipador, en el fondo es simplemente una mente trastornada que disfruta con la destrucción y el caos desatado, puntos con los que muchos se han de sentir identificados, cosa que no es de extrañar ya que en un sistema como éste se puede desear un poco de caos que desestabilice sus bases. Christopher Nolan declara abiertamente su intención de crear un personaje anarquista, pero su burdo conocimiento del tema lo lleva a crear una muy bien pensada banalización de lo que puede significar éste. Pone en boca del Joker frases tales como: “Instaura una pequeña anarquía, altera el orden establecido y comenzará a reinar el caos. Soy un agente del caos, ¿y sabes qué tiene el caos? Que es justo.”. Está impedido el director para desarrollar políticamente esta idea. Al final la cosa terminó en que la atención prestada al Joker mostró un Batman sinceramente palurdo, angustiado y concentrado en su labor ultraconsevadora.
El triunfo del “villano” sobre Batman se dio cuando logró convertir al personaje éticamente correcto Harvey Dent en un resentido como él, un sujeto decepcionado con la corrupción que llega hasta los cimientos de Gotham, por lo que decide, en vez de seguir sometiéndose al imperio de lo establecido dejar al azar sus propias decisiones, su venganza. El momento en el que el azar entra en juego ya el Joker se sabe vencedor, sabe que ha acabado con la estabilidad mental del máximo representante del estatus quo, que ahora se deja llevar por el azaroso devenir, el caos. Pero Dent ha pasado al bando del “mal” en el preciso momento en que ha perdido la razón, se ha trastornado y sus motivaciones no son purgar un sistema policial corrupto sino una virulenta venganza matizada por su propio desequilibrio.
La tercera entrega de la saga ha sido estrenada este año y el contexto social actual es distinto al de las dos primeras 2005 y 2008 respectivamente, una cadena de protestas contra  el sistema político y económico han marcado el desarrollo del año 2011, haciendo del  actual uno particularmente convulsionado en términos políticos, especialmente para las grandes capitales y centros financieros. Esta es la razón de que El caballero de la noche asciende no tenga como escenario una lucha abstracta entre el bien (el estatus quo, la estabilidad) y el mal (el caos, la anarquía,  la revolución) representados por personajes con angustias y deseos particulares, sino que vemos emerger una masa que toma las calles y se enfrenta a los cuerpos de seguridad. El carácter explícito de los mensajes ideológicos en esta última película ha sido tal que ha resultado excesivo,  nuestro nuevo villano aparece teniendo como intención explícita entregar el poder a los ciudadanos de Gotham, que tomen el control de su ciudad. Por vía de la presión y la violencia este “líder” desata una revolución social, con mensajes en algunos casos claramente identificables con consignas de la izquierda motiva la toma de todo lo que a la gente le pertenece, pudiéndose presenciar escenas donde un portero saquea apartamentos de los ricos, así como la toma de los edificios públicos.
Lo primero que hace Bane es desmantelar toda la élite política, los representantes del poder establecido ya no están, los medios de coacción como la policía ha sido atrapados y sus jefes imposibilitados para tomar cualquier decisión. En esta secuencia de hechos apreciamos que se establece una caricatura de los tribunales populares revolucionarios, dirigidos por un psicótico personaje que hemos visto aparecer en las películas anteriores, por vía del “poder del pueblo de Gotham” los ricos y sus cercanos colaboradores son juzgados y enviados a la muerte o al exilio, puestos a caminar “desamparados” por el hielo quebradizo del rio. Mensajes explícitos que envía Nolan dibujando a su antojo el terror de “la revolución de Bane”. Pero finalmente todo se verá reducido de nuevo a las perversas intenciones de un individuo resentido y enfermo que busca venganza, detrás del “líder” Bane está la hija de Ra’s al Ghul, Talía, quién busca vengar a su padre así como terminar su labor, destruir Gotham. De ese modo, nunca se trató de liberar a la ciudad, ni de emancipar a nadie sino de manipularlos para llevarlos a su propia aniquilación.
Finalmente, la película termina con una escena particular en la que una “heroica” policía se enfrenta a muerte contra rebeldes desalmados, ciudadanos eufóricos y seguidores de Bane. La policía sin armas se lanza contra los revolucionarios armados hasta los dientes, pudiéndose ver cómo se sacrifican para poder retornar a la estabilidad que ha sido trastocada. De seguro Sebastián Piñera compraría esta escena, para que por CNN pudiéramos ver a los carabineros como los héroes del sistema, enfrentándose a los rebeldes desalmados, estudiantes que buscan transgredir los valores y la paz social en Chile.
En el fondo el mensaje es claro, ante la crisis del sistema capitalista, la desesperanza, la angustia y el hambre producido por su incapacidad para resolver los problemas reales que padecen las mayorías, lo único que se puede hacer es resistir y esperar que retorne la  estabilidad. Porque cualquier intento de transformación del estatus quo, cualquier acto que toque las estructuras del poder establecido terminará inevitablemente en el caos, una ola de violencia en la que se perderá lo poco que se pueda tener.




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