En
su texto Los “Comics” y su ideología,
vistos del revés, Ludovico Silva ofrece un conjunto de recursos que nos
permiten proceder a develar el “mensaje oculto” a través del cual los medios de
comunicación reproducen los elementos ideológicos del sistema capitalista.
Desde éstos la sociedad capitalista en su etapa actual persigue asegurar su
permanencia al menos durante el mayor tiempo posible. Siendo así, en los
momentos que vivimos donde ya no tiene ninguna receptividad el discurso sobre
las bondades del capitalismo y su capacidad de “desarrollar” a los pueblos (el american way of life), se recurre a
nuevos contenidos discursivos, que el filósofo eslovenio Slavoj Žižek
enmarca en el nuevo espíritu del
capitalismo.
Las
películas sobre Super Héroes tienen su público más numeroso en niños y jóvenes,
quienes reciben una mayor influencia de los elementos ideológicos presentes, ya
que como advierte Ludovico, en la infancia se forman “las capas conscientes e
inconscientes del psiquismo”. Estas capas serán
integradas como supuestos de las representaciones que las personas desarrollan
de la sociedad. No es de extrañar que en momentos de crisis la ideología sea
cada vez más explícita y políticamente conservadora, tras la urgencia por
detener movimientos que parten del descontento con el sistema.
De
igual modo que el filósofo venezolano hizo hace ya cuarenta años al
desenmascarar a personajes tales como El fantasma, Mandrake, Superman o Tarzán,
resulta necesario hoy en día pensar los contenidos ideológicos y el propósito
que esconden la nueva ola de películas sobre
“Super Héroes”. De la cual forma
parte la trilogía de Batman dirigida por Christofer Nolan, el mismo de filmes
tales como Memento e Inception, por cierto muy superiores
cinematográficamente que su apuesta actual con el “Caballero de la noche”.
El
proceso de desenmascaramiento tiene como punto de partida invertir la visión
estructural de la película, darle una vuelta al personaje protagónico,
haciéndolo ver como lo que realmente es, un anti-héroe, un sujeto
ultraconservador encargado de mantener imperturbable la sociedad en la que vive
(Washington, Nueva York y otras grandes capitales). Su labor principal consiste
en defender la ciudad de cualquier situación que pueda producir cambios, que
son representados bajo la forma de una violencia desatada.
El que nos toca develar es claramente un
antagonista social, un elitesco representante de los poderes dominantes
constituidos, tanto por su origen como por su entorno. Bruce Wayne resulta un
verdadero aristócrata, su familia ha sido dueña de un gran capital durante
varias generaciones, lo cual refiere a las fuentes de su fortuna, así como a
los cimientos de su condición social. Procede de una larga sucesión de “honestos”
y “altruistas” padres fundadores de Gotham. Alfred, el viejo mayordomo que
quiere como un hijo a Bruce pero que ni por casualidad se refiere a éste de
otra forma que Amo, le recuerda permanentemente su origen y lo que representa,
acotando cómo su abuelo utilizó los túneles de la ciudad para trasladar
esclavos liberados durante la guerra civil. Igualmente se sabe que su padre fue
un mártir asesinado por un ladrón de poca monta, un pobre de esos a los que se
dedicaba plenamente el patriarca Wayne, “sensible” y “humilde”.
Una
caricaturesca imagen del millonario bonachón, que usa su fortuna para beneficio
de la comunidad. En las primeras escenas de la película sobre los orígenes de
Batman, vemos a un pequeño Bruce viajar en un tren que su padre construyó para
solucionar el problema de transporte de los más necesitados, pero claro, el
tren conecta a toda la ciudad con la torre de la corporación Wayne, haciendo de
ésta el núcleo de todo el desenvolvimiento cotidiano de Gotham, por cierto,
negocio que tiene toda una división dedicada a la “seguridad”, desarrollo
armamentístico. El acto altruista esconde así oscuros intereses económicos,
seguramente aquellos esclavos liberados terminaron en alguna fábrica de los
Wayne trabajando a diario por un salario de hambre.
La
situación social de la ciudad expone el claro carácter burgués de nuestro antihéroe,
la totalidad representativa del sistema está constituida exclusivamente por los
miembros de la corporación monopolista Wayne (la única que existe en la ciudad,
exclusiva fuente de trabajo) por un lado, por otro la burocracia estatal: el
alcalde, el jefe de policía, el comisionado, los jueces, un fiscal. Estrechamente
ligadas una a la otra constituyen una expresión de los que “realmente existen”
dentro del sistema capitalista. Fuera de esa esfera se encuentran todos los
demás, los habitantes de la ciudad sumidos en la pobreza, los ciudadanos medios
y el resto de las poblaciones mundiales, por supuesto siempre subdesarrolladas.
En este orden la mafia juega el papel de articuladora de las relaciones entre
los dos mundos sociales, aunque sabemos que en nuestra realidad forma parte
sólida del primer sector, en las películas aparece como un elemento corrupto
externo a la burguesía y la burocracia, es productora de la injusticia, que
terminará cuando nuestro empresario se ponga su traje y salga a combatirla,
enviando un mensaje claro de antagonismo entre burguesía y corrupción, entre
burguesía y mafia. El subdesarrollo mundial lo apreciamos en el momento en el
cual para resolver sus complejos problemas psicológicos Bruce debe descender a
lo más bajo de la condición humana, es decir vivir entre los pobres, pero claro
en Gotham no hay pobreza extrema por lo que el millonario con crisis
existencial se traslada a China, donde se convierte en un traficante (por
cierto, de su propia mercancía), siendo capturado por las autoridades.
La
lucha que articula las tres películas se da desde una tensión bélica entre
anarquía y estatus quo, representada por cada uno de los “villanos”, cuyas
personalidades ya no son los de las versiones anteriores del comic, sino que
tienen aparte de sus claros “desequilibrios mentales” un discurso político
articulado y explícito. En el caso de Ra’s al Ghul tenemos a un ex mercenario
convertido en una especie de maestro espiritual, líder de una secta que tiene
por objetivo la exculpación de todos los pecados de Gotham por medio del caos,
de su destrucción hasta las cenizas
Ya
desde ahí se empieza a observar la tensión, un Batman que nace poniéndose como
límite las reglas y códigos propios del sistema, confiando en que será al
interior de su propia lógica que se retorne a la justicia. Esa referencia
constante al retorno es importante, porque refiere a un pasado que fue mejor,
donde no existen las desigualdades y la pobreza, el imperio de la estabilidad.
¿La nostalgia burguesa del capitalismo anterior a la crisis tal vez?
La
necesidad de lograr la estabilidad es expresada de forma constante a lo largo
de las tres historias, en las que se pasa de un Batman cuya lucha consiste en
retornar a lo establecido anteriormente, a uno que combate por evitar que se
pueda perder la estabilidad conseguida luego de la segunda película. Los antagonistas
del caballero conservador, son desarrollados psicológicamente teniendo como eje
estructural una patología, que en el fondo es la que motiva su deseo de
destrucción, articulado racionalmente en un segundo momento no fundamental.
Resentimientos y odios así como la decepción, son lo que impulsa el deseo de
caos contra el sistema, los intereses particulares y no un conjunto de factores
sociales. De ese modo se reduce el combate contra el sistema caduco y corrupto
a una angustia personal, descartando un factor de crisis de la propia totalidad
que significa Gotham.
El
ejemplo más acabado es el Héroe de la segunda película The Jocker. Gracias
entre otras cosas a una gran actuación de Heath Ledger, el personaje terminó
siendo recibido por el público como la figura de la producción cinematográfica,
además de resultar vencedor. Veamos algunos puntos sobre este protagonista; lo
primero que hay que decir es que, pese a algunos elementos del discurso, The
Jocker no es un verdadero anarquista, ni representa un poco de lo que esta
teoría política plantea, nunca se refiere críticamente respecto al poder y
carece de toda motivación ética real o deseo emancipador, en el fondo es
simplemente una mente trastornada que disfruta con la destrucción y el caos
desatado, puntos con los que muchos se han de sentir identificados, cosa que no
es de extrañar ya que en un sistema como éste se puede desear un poco de caos
que desestabilice sus bases. Christopher Nolan declara abiertamente su
intención de crear un personaje anarquista, pero su burdo conocimiento del tema
lo lleva a crear una muy bien pensada banalización de lo que puede significar
éste. Pone en boca del Joker frases tales como: “Instaura una pequeña anarquía,
altera el orden establecido y comenzará a reinar el caos. Soy un agente del
caos, ¿y sabes qué tiene el caos? Que es justo.”. Está impedido el director
para desarrollar políticamente esta idea. Al final la cosa terminó en que la
atención prestada al Joker mostró un Batman sinceramente palurdo, angustiado y
concentrado en su labor ultraconsevadora.
El
triunfo del “villano” sobre Batman se dio cuando logró convertir al personaje éticamente
correcto Harvey Dent en un resentido como él, un sujeto decepcionado con la
corrupción que llega hasta los cimientos de Gotham, por lo que decide, en vez
de seguir sometiéndose al imperio de lo establecido dejar al azar sus propias
decisiones, su venganza. El momento en el que el azar entra en juego ya el
Joker se sabe vencedor, sabe que ha acabado con la estabilidad mental del
máximo representante del estatus quo, que ahora se deja llevar por el azaroso
devenir, el caos. Pero Dent ha pasado al bando del “mal” en el preciso momento
en que ha perdido la razón, se ha trastornado y sus motivaciones no son purgar
un sistema policial corrupto sino una virulenta venganza matizada por su propio
desequilibrio.
La
tercera entrega de la saga ha sido estrenada este año y el contexto social
actual es distinto al de las dos primeras 2005 y 2008 respectivamente, una
cadena de protestas contra el sistema
político y económico han marcado el desarrollo del año 2011, haciendo del actual uno particularmente convulsionado en términos
políticos, especialmente para las grandes capitales y centros financieros. Esta
es la razón de que El caballero de la
noche asciende no tenga como escenario una lucha abstracta entre el bien (el
estatus quo, la estabilidad) y el mal (el caos, la anarquía, la revolución) representados por personajes
con angustias y deseos particulares, sino que vemos emerger una masa que toma
las calles y se enfrenta a los cuerpos de seguridad. El carácter explícito de
los mensajes ideológicos en esta última película ha sido tal que ha resultado
excesivo, nuestro nuevo villano aparece
teniendo como intención explícita entregar el poder a los ciudadanos de Gotham,
que tomen el control de su ciudad. Por vía de la presión y la violencia este “líder”
desata una revolución social, con mensajes en algunos casos claramente
identificables con consignas de la izquierda motiva la toma de todo lo que a la
gente le pertenece, pudiéndose presenciar escenas donde un portero saquea
apartamentos de los ricos, así como la toma de los edificios públicos.
Lo
primero que hace Bane es desmantelar toda la élite política, los representantes
del poder establecido ya no están, los medios de coacción como la policía ha
sido atrapados y sus jefes imposibilitados para tomar cualquier decisión. En
esta secuencia de hechos apreciamos que se establece una caricatura de los tribunales
populares revolucionarios, dirigidos por un psicótico personaje que hemos visto
aparecer en las películas anteriores, por vía del “poder del pueblo de Gotham”
los ricos y sus cercanos colaboradores son juzgados y enviados a la muerte o al
exilio, puestos a caminar “desamparados” por el hielo quebradizo del rio.
Mensajes explícitos que envía Nolan dibujando a su antojo el terror de “la
revolución de Bane”. Pero finalmente todo se verá reducido de nuevo a las
perversas intenciones de un individuo resentido y enfermo que busca venganza,
detrás del “líder” Bane está la hija de Ra’s al Ghul, Talía, quién busca vengar
a su padre así como terminar su labor, destruir Gotham. De ese modo, nunca se
trató de liberar a la ciudad, ni de emancipar a nadie sino de manipularlos para
llevarlos a su propia aniquilación.
Finalmente,
la película termina con una escena particular en la que una “heroica” policía
se enfrenta a muerte contra rebeldes desalmados, ciudadanos eufóricos y
seguidores de Bane. La policía sin armas se lanza contra los revolucionarios
armados hasta los dientes, pudiéndose ver cómo se sacrifican para poder
retornar a la estabilidad que ha sido trastocada. De seguro Sebastián Piñera
compraría esta escena, para que por CNN pudiéramos ver a los carabineros como
los héroes del sistema, enfrentándose a los rebeldes desalmados, estudiantes
que buscan transgredir los valores y la paz social en Chile.
En
el fondo el mensaje es claro, ante la crisis del sistema capitalista, la
desesperanza, la angustia y el hambre producido por su incapacidad para
resolver los problemas reales que padecen las mayorías, lo único que se puede
hacer es resistir y esperar que retorne la
estabilidad. Porque cualquier intento de transformación del estatus quo,
cualquier acto que toque las estructuras del poder establecido terminará
inevitablemente en el caos, una ola de violencia en la que se perderá lo poco
que se pueda tener.
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