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viernes, 9 de septiembre de 2016

Ahora sí me iría demasiado

Graffiti en la calle dedicado a Caracas Ciudad de Despedidas.
Caracas ¿Ciudad de Despedidas?

Sólo han pasado cuatro años desde el lanzamiento del trabajo de clases y testimonio personal llamado Caracas Ciudad de Despedidas. Es probable que cuando cumpla la década se realicen homenajes y retrospectivas. Sin duda, pertenece a los documentos para el estudio de la historia reciente. Bueno, está bien, tal vez exagero, pero el punto es que no ha quedado en el pasado. Tras convertirse en un video viral de internet, su título fue sustituido por la frase más memorable que hay en él: “me iría demasiado”.

Hoy, ya no causa tanta gracia, porque irse es un asunto muy serio. Mas allá de los usos y abusos mediáticos o politiqueros, la emigración es un problema cercano para todos. Dejó de ser el capricho de unos niños del "este del este". Cuando salió, la mayoría de las reacciones fueron negativas, sin importar las posiciones políticas. Ya nadie se toma el tema a la ligera, al contrario, aparecen personas que se identifican con aquellos testimonios, los que dicen “me voy demasiado”, “me fui demasiado” o “ahora sí me iría demasiado”.


En aquella época (sí, fue otra época), emigrar estaba asociado exclusivamente con "irse demasiado", hoy la mayoría coincide en que ir a vivir a otro país es un tema complejo. Por eso me pregunto ¿Qué ha cambiado? En estos tiempos, todos conocemos personas que han emigrado, que están por emigrar o que se plantean hacerlo. Por qué no decirlo, yo también he considerado esa posibilidad. Seamos honestos ¿A quién no le ha pasado la idea por la cabeza en los últimos meses?

Esto lo escribe un chavista confeso, que sigue reafirmando esa condición y ese compromiso cada vez que puede. Los jóvenes y amigos de la oposición tienen rato pensando en irse, tal vez desde aquellos años, muchos ya lo hicieron. Puede ser que estas inquietudes no tengan el mismo significado para ellos. Las cosas han cambiado en el seno de la juventud chavista, las posiciones de hoy pueden ser muy distintas a las del año 2012. Habiendo criticado y atacado a Caracas ciudad de despedidas con tanta vehemencia, que hoy hablemos de “irnos demasiado” o que efectivamente algunos lo hayan hecho es muy relevante. 

El punto es que empezamos a hablar de emigrar. Las condiciones sociales cambiaron y en medio de la crisis se hace muy difícil juzgar al que se va. Ahora es válido y legítimo. Afirmamos que se trata de una decisión personal. Pero ¿No era válido en el año 2012? ¿No se ha tratado siempre de un asunto personal? O tal vez es lo contrario. En aquel momento irse demasiado fue expresión de los intereses de determinado sector social, con una mentalidad específica y la relación que ésta tenía con el país. Hoy en día también lo es. La emigración sigue siendo un fenómeno social y no una mera elección personal. Sigue siendo expresión de las aspiraciones de un sector de la sociedad. Puede ser que los jóvenes chavistas y opositores que emigran tienen mucho más en común de lo que piensan. Tal vez la crisis material debilita todo lo demás y pone en evidencia la ideología real que tenemos. No lo sé.

Quienes hablan de emigrar enumeran las razones que los mueven: vivienda, estabilidad laboral, seguridad, consumo básico, esparcimiento. He pensado, bueno ¿No se trata de la vida promedio que te ofrece el sistema? ¿En que se diferencian esas aspiraciones del “American way of life”? Pero también ¿No aspiro a lo mismo? ¿No es lo mínimo que debe garantizar un gobierno? ¿Quién le va a recriminar a alguien que luego de un secuestro, un robo o el asesinato de una persona cercana quiera emigrar? Con que moral podría juzgarlos. Si esas aspiraciones son iguales en la mayoría de los emigrantes más allá de las posiciones políticas ¿Qué tan diferente pensamos?

Claro, el joven chavista no tiene derecho a irse, porque si apoyaste esto tienes que aguantar las consecuencias. Ahora que el país está así te vas a vivir las ventajas del capitalismo. O también ¿Dónde queda tu compromiso con la patria? Disfrutaste cuanto todo estaba bien y ahora abandonas en los tiempos difíciles. Debes quedarte a luchar por el país. No es una elección fácil, porque no es sólo una elección. Hay que trabajar, ahorrar, organizar muchas cosas, desprenderse de la familia y en general hacerse con la idea de que te vas. En mi caso, la idea se fue de mi cabeza así como llegó, por ahora, pero al escribir esto me cuido porque "el pez muere por la boca" y nunca debes decir "de esta agua no beberé".

 Hay compañeros y compañeras a los que casi no he escuchado hablar de irse, o que ni siquiera lo plantean. Todos están ocupados diariamente en la militancia concreta. Me parece que no tienen tiempo para dejarse agobiar o aplastar por la crisis. Claro que la padecen. Pero al romper con la rutina de la casa al trabajo y del trabajo a la casa se liberan del hastío de lo cotidiano o al menos se ocupan de otras cosas. Dedicarnos a prácticas que nos hacen pensar más allá de la cotidianidad desocupa nuestra mente del agobio de lo inmediato.

 Existen personas que no quieren irse demasiado, los que critican esas aspiraciones. Quienes que se quedan bajo cualquier circunstancia. Confieso que conozco cada vez menos. No gente que se queda, sino los que ni siquiera han pensado la posibilidad de irse. También confieso que me he preguntado ¿Ahora sí me iría demasiado? Creo que no. Intento ocuparme en las cosas que tengo pendiente, en los proyectos que he dejado de lado, en no perder la cabeza y practicar lo que predico. También intento no juzgar tanto y reflexionar más. Pero la sola pregunta revela muchas cosas. 


Manuel Azuaje Reverón.

4 comentarios:

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  2. Hermano, las cosas realmente han cambiado, y la apuesta es aún mayor que la de aquél tiempo. En 2012 se veían venir muchas cosas que eran sólo rumores, y con Chávez normalmente quedaban como eso: Rumores. La Oposición tenía que irse con el rabo entre las patas porque siempre el Gobierno tenía una respuesta clara, efectiva y que desmentía el rumor. Sin embargo ahora es el rumor lo único que reina y ni siquiera se sabe qué es verdad y qué no, causas, azares o vehemencias... voluntades o intereses... todo está mezclado, fundido... Hasta que no nos organicemos en una alternativa viable al capitalismo, muchos huirán, ante lo que significa la desaparición de sus condiciones mínimas de vida. A pesar de que se nos amaestró para considerar que esas son "condiciones de vida", y hemos perdido, a causa del sedentarismo, del American Way of life, del monopolio y el mercadeo, etc... saberes ancestrales que nos permitían vivir sin que cada comida fuese una agonía, sin que bañarnos fuese cuestión de angustia. Pero si el Gobierno propone una supuesta alternativa, y la gente común no le ve el queso a la tostada, es decir, si no se articula el Estado en una verdadera alternativa al Capitalismo, y la gente sigue siendo y viviendo con aspiraciones capitalistas, está más que claro que, al perder las seguridades antiguas y no observar o encontrar alternativas sostenibles, piense en ir a donde cree que sí las conseguirá. Esto es la segunda parte del éxodo campesino. Ni más ni menos.

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  3. Muy bueno tu artículo, Manuel. Creo que tu observación fue aguda al relacionar el revuelo que generó el documental "Caracas, ciudad de despedidas", con la gente que se "ha ido demasiado" en los últimos meses-años. Me parece que cuando lanzas la hipótesis de que "Puede ser que los jóvenes chavistas y opositores que emigran tienen mucho más en común de lo que piensan. Tal vez la crisis material debilita todo lo demás y pone en evidencia la ideología real que tenemos. No lo sé", estás acertando, y de hecho da cuenta del carácter real que ha tenido un proceso político-social que se dio en medio de precios petroleros bastante altos, una guerra mediática sin cuartel y sin precedentes y el liderazgo de la figura carismática. Mientras Chávez asumía las cargas más pesadas, todo el mundo estaba inmerso en el tradicional consumismo, muchos raspando cupos como locos y algo ciegos, talvez, a los errores que se cometían, las cosas que no se preveían, y que podían trastocar sensiblemente el panorama económico y sociopolítico. Haces bien en distinguir dos épocas. En aquella época del proceso, el fenómeno de la disociación nos hacía pensar que ellos (los "me iría demasiado") estaban equivocados; que era un evidente caso de falta de adecuación entre la realidad y la interpretación sobre esta que los medios habían instalado en sus cabezas. Bien, con todo y que ya venían ocurriendo esos hechos violentos inusuales "importados", aún se podía recurrir al argumento de la manipulación de las percepciones. Lo irónico de todo esto es que ese argumento se vino abajo con el agravamiento de la situación económica del país; pero más irónico aún, es que cuando el cartón de huevos costaba 30 Bs los opositores decían que el país se estaba cayendo a pedazos. Hoy, con el cartón a 4000 Bs el país está como muchos de ellos vociferaban y a parecer pedían, solo porque se instaló la idea según la cual destruir al país era una buena idea para propiciar un cambio de gobierno. Esquizofrenia pura. En 2014, antes de viajar y cuando muchos pensaban que mi salida del país era definitiva (un enigma para mi), escribí este artículo, donde planteo que las razones para emigrar son complejas, indistintamente de que se aleguen razones políticas o económicas, que por supuesto pueden ser los mejores detonantes: http://amauryagoracaracas.blogspot.com/2014/10/me-voy-demasiado-me-quedo-demasiado.html

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  4. "Lo que incita a la gente a ponerse en movimiento y atravesar las fronteras no es la identificación con nación alguna sino el más prosaico, pero más intenso, deseo de ganarse la vida", Jesús Mosterín

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