Una de las principales premisas del
pensamiento posmoderno refiere al carácter evanescente de la verdad, al
hecho de que hoy en día lo verdadero se ha diluido en múltiples
discursos, donde ninguno puede ser considerado La Verdad, dando paso a dejar de usar el término o a hacer uso del plural, verdades.
Despareciendo la verdad científica, la verdad lógica y la capacidad de
evaluar si un discurso es verdadero o no.
Desde esta perspectiva, los hechos
siempre están siendo interpretados, impidiendo que se acceda a ellos de
manera final, todo hecho es un hecho interpretado. De la fuerza de la
razón moderna se pasa a su debilitamiento, al surgimiento de múltiples
visiones y voces que terminan relativizando la verdad, donde lo racional
da paso a la vigencia de la irracionalidad, de la emoción como fuente
fundamental de la vida. De igual manera da pie al desplazamiento de la
razón por la creencia, cobrando esta última una visión positiva.