“Ladrón
que roba a ladrón tiene cien años de perdón”.
Si
no fuera porque conocemos lo vanidosa que es nuestra sociedad actual,
resultarían absurdas y risibles algunas de las historias que reseñaré a
continuación. Edward Davenport fue encarcelado el año pasado acusado de fraude
y luego sentenciado a siete años de cárcel, hoy en día se encuentra convicto.
Pero la historia de este personaje resulta por demás simpática, de seguro forma
parte de un tema que no es tocado por la alta sociedad y nobleza inglesa. “Lord
Davenport” logró estafar 600 millones de euros simplemente utilizando su
inteligencia y su comprensión del modo como funcionan las relaciones en la
sociedad actual; creó un personaje con un pasado brillante y un linaje que le
confería sangre noble, fortalecido por su capacidad para fingir ser un
multimillonario, “el caballero más fino de Londres”.
Entre
los picarescos detalles de su vida, nos encontramos con que su casa en la
capital inglesa se encuentra valorada por 34 millones de euros, pero resulta
que según el propio Davenport fue adquirida por 50.000 libras al gobierno de
Sierra Leona mientras allá se vivía una situación de guerra civil. La casa era
usada para realizar fiestas y eventos para la “high society” londinense, lo que
le permitía al “Lord” recibir y conocer a celebridades así como políticos y
miembros de la realeza, llegó incluso a ser escenario de la película “The King’s
Speech”. El hombre se introdujo a tal punto en la élite británica que formó
amistad con los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra, era visitado con
frecuencia por el secretario de gobierno Kenneth Clarke y si buscan en internet
encontrarán sus fotografías con Paris Hilton, Al Pascino, Mick Jagger, Victoria
Beckham, 50 Cent y Jean Claude Van Damme, entre otros muchos.
Este
carismático pero para nada rico personaje, hijo de un restaurador de clase
media londinense, lo único que tuvo que hacer fue comprender que por más que se
diga que las apariencias engañan, son pocos los que se lo toman en serio.
Consiguió a través de varias triquiñuelas una suma suficiente de dinero para
fingir ser un verdadero multimillonario y cuando ya tenía todos los elementos
para su actuación inició sus actividades, creó una falsa compañía en 2005 a
través de la cual obtuvo cerca de 600 millones de euros que hoy en día no se
sabe donde están. Nadie iba a dudar que tan fino caballero fuera realmente un
simple estafador, inteligente y burlón, que le vio la cara de pendejos a todos
dueños de Inglaterra. Así, llevó a la quiebra a varios de los que cayeron en su
red.
A
mediados del año pasado sucedió otro hecho curioso. En España un grupo de
ladrones intentó hacerse con 8,4 millones de euros en joyería que iba a ser
expuesta en aquel país. Los jóvenes lo que hicieron fue montar toda una fachada
según la cual un muy rico Jeque estaba interesado en la compra de las prenda
que obsequiaría a sus muchas esposas, para llevar a cabo el robo sólo
necesitaron actuar muy bien y establecer una creíble fachada, es decir,
limusina, mujeres y mucho lujo. Habiendo logrado burlar a los encargados de la
protección de las joyas, asociados a la alta sociedad española, fueron
atrapados luego de que se comprobara la falsedad del dinero entregado. Como en
el caso anterior nadie dudó de la verdadera condición de quien ostentaba tanta
riqueza.
Pero
resulta que acá nos pasó una situación similar que acabó sin ningún detenido ni
culpable que se pueda identificar. Esta historia ha sido usada por muchos
humoristas, como es el caso del cubano Alejandro García “Virulo”. Corría el año
1982 cuando un jet privado tocó pista en Maiquetía, de él descendió un Jeque
árabe rodeado de toda su comitiva de seguridad, así como una montonera de
hermosas acompañantes, la cosa causó revuelo en el país, toda Caracas se enteró
de la llegada de un Jeque a la ciudad. Al Tamini se instaló en el hotel Hilton
a donde llegó en múltiples automóviles todos bastante caros, realizó fiestas
altamente costosas, algunas orgías, derrochó dinero en comida, bebida y en todo
lo necesario para que no existieran dudas con respecto a su condición.
A
esas fiestas asistió toda la “élite” venezolana, todo el que se considerara
importante tenía que conseguir ser invitado a una de aquellas bacanales, fue
así que actores, políticos y muchos empresarios terminaron en contacto con el
Jeque, estos últimos cazando algún jugoso contrato que pudiera traerles grandes
beneficios. Pero sucedió que con el jeque no vino el dinero, éste se dedicó a
comprar cantidades de cosas de altísimo valor a través de cheques, pero no sólo
eso sino que los banqueros que habían firmado algún convenio, pusieron a su
servicio los fondos de los bancos. Fue así que amaneció un día y no había ni
Jeque, ni jet privado, ni Mercedes Benz frente al hotel, el hombre, la comitiva
y sus mujeres desaparecieron para siempre. Nunca se supo hasta el sol de hoy
quienes fueron esos que le vieron las caras de bolsa a los empresarios
nacionales para luego dejarles el pelero habiéndose gozado la ciudad.
Todas
estas historias nos dejan el mismo mensaje. Una sociedad donde se prioriza el
tener y aparentar sobre el ser termina tejiendo una red donde son atrapados sus
mismos creadores. La vanidad se refuerza diariamente, no es para nada
importante la calidad humana sino la cantidad de billete, de carros, de
prendas, lo grande que puede llegar a ser la casa. En estos casos de justicia
poética que expusimos, los bolsas que viven del sustento de ese mundo aparente
cayeron en la trampa de su propia vida vacía.
Manuel Azuaje Reverón.