Muchos reaccionamos con
arrechera, indignación y profunda tristeza al enterarnos del asesinato de
Sabino Romero Izarra, el digno líder indígena que en noviembre pasado frente a
la vicepresidencia de la república dijo “Sabino no se vende, Sabino no vende su
conciencia, Sabino está contra el capitalismo” y por eso lo mataron. Sabino
luchó por la tierra, la tierra para sus hijos, contra los intereses voraces de
los terratenientes.
En 2008 fue asesinado a palos su padre José
Manuel Romero, un cacique de 109 años, parte de la misma guerra. Una guerra declarada
entre los terratenientes contra los indígenas Yukpas, que ya ha cobrado un número
grande de hermanos indígenas. La indignación fue colectiva, la muerte de un
luchador, de un revolucionario, debe doler por igual a todos los camaradas.