Hace algunos años se puso de moda un libro que circuló de mano en mano,
veíamos personas leyéndolo en los sistemas de transporte, lo
comentaban los amigos y alguna tía llegó con él a la casa como
habiendo encontrado un tesoro. “La culpa es de la vaca” se
llama la historia que da nombre al libro.
La culpa es un tema sobre el que han reflexionado una multitud de
personajes, desde intelectuales, escritores, hasta cualquier
parlanchín que con unos tragos le da por soltar la lengua. Pero
tiene siempre una relación directa con la responsabilidad, culpa y
responsabilidad son temas claves en la Venezuela actual.
¿Quién
tiene la culpa? ¿Quién asume la responsabilidad?
Hay pueblos caracterizados por cargar históricamente con un sentimiento
de culpa colectivo, que los amarra a una amargura, a la herencia de
una responsabilidad respecto a un pasado que no construyeron. En
Venezuela parece reproducirse lo contrario, una especie de
“Fuenteovejuna” criolla a la inversa. Donde el otro tiene la
culpa y nadie asume la responsabilidad.
Los alemanes como pueblo han reflexionado continuamente sobre el tema
de la culpa, la carga que tienen respecto su pasado, en Japón hay
algo de eso. Según leo en una novela de Abel Prieto, en Cuba también
existe ese sentimiento colectivo de culpa, lo han expresado en su
último disco los músicos de Buena Fe. Pero acá la culpa no es
colectiva, la culpa la tiene el gobierno, los adecos, los copeyanos,
los chavistas, los escuálidos, Maduro, el imperio etc.
Acá pasamos el tiempo señalando a los otros, culpando a los demás de
todo lo que nos sucede y de lo que no nos sucede también. Nuestro
egoísmo nos hace pensar que nosotros no somos responsables respecto
a nuestros actos, que los mismos no afectan en nada a los demás ni a
nosotros mismos. Pero lo que el otro hace sí me afecta, ese sí
tiene toda la responsabilidad.
Durante años toda la culpa recayó sobre Hugo Chávez. Llegó a ser
responsable de embarazos no deseados, el cambio repentino del clima y
algún infarto que tomó por sorpresa a algún viejo. La partida de
Chávez, inesperada y dolorosa para millones , dejó a muchos vacíos
en su deseo de culpar a otro de todos sus males. Ha de haber sido un
momento de desesperación terrible, pero no duró mucho, ya un nuevo
culpable.
El gobierno nacional tiene responsabilidades y tiene culpas en el
incumplimiento de las mismas, tiene funciones que no puede delegar en
los ciudadanos, actividades que le corresponden directamente. Pero
parece evidente que eso que se ha dado a conocer como
“responsabilidad ciudadana” no puede estar ausente.
Más aún, los gobiernos tienen responsabilidades, en plural, tienen
culpas con las que cargar que no pueden ser adjudicadas al gobierno
en singular. Este país no es gobernado por una sola tendencia,
existen niveles regionales y locales de gestión que en algunos casos
están en manos de la oposición. La oposición también es gobierno
y como tal no puede eludir sus responsabilidades.
Es sano que los gobiernos que son culpables de la gestión local dejen
de señalarse, así como los ciudadanos tomen consciencia de cuáles
son esas funciones de gestión que corresponden a alcaldes y
gobernadores, que habiendo sido electos para unos cargos mantienen
sus jurisdicciones abandonadas, centrando sus actividades en
“combatir” al gobierno central.
Por poner un ejemplo hipotético. En un edificio vive la señora Rosa,
del piso 9, que tiene un hijo de 10 años que se pasa el día tirando
huevos por la ventana y lanzando las alfombras por el bajante; a
pesar de esto ninguno de los vecinos se queja, porque eso es
responsabilidad exclusiva de Rosa. Pasados unos años Jorgito, el
hijo de Rosa, ya es Jorge, el muchacho del 9-b que vende drogas, se
roba los reproductores de los carros y se comporta violento. Todos
son afectados pero ninguno siente que tenga parte de la culpa. Todos
callaron y pensaron que Rosa era la responsable, que se trataba de
una cuestión personal.
Debemos combatir esa cultura de la irresponsabilidad colectiva, del “yo no
tengo la culpa”, y empezar a tomar conciencia respecto a los
niveles de responsabilidad, tanto individual como colectiva, así
como saber cuáles son las responsabilidades concretas de los
gobiernos. Más allá de las posiciones asumidas posteriormente,
todos recuerdan la ruptura radical que representó el momento en el
que aquel joven teniente coronel asumió la responsabilidad en un
país donde nadie tenía la culpa.
Manuel
Azuaje Reverón.
Debemos deshacernos de la familia nuclear que hace recaer la culpa de la educación de Jorge sobre la señora Rosa que no tuvo ninguna oportunidad ni de explicar a su hijo de 10 años que tirar los huevos por la ventana era una forma de molestar a las demás personas ni de entender que los problemas de educación de una sociedad no son individuales.
ResponderEliminarAsumir responsabilidades colectivas implica diálogo, implica responsabilidad con los propios conocimientos, implica saber que cuando moelstamos a los demás hay personas de carne y hueso que sufren las consecuencias de nuestros actos. Vivir en colectivo, tener verdadera libertad de decisión sobre el propio cuerpo (lo que implica un acceso a la maternidad libre y voluntaria: derecho al aborto y a no sufrir esterilizaciones forzadas), asumir que yo soy una otra para una persona que no soy yo, es un trabajo de todas/os. echarle la culpa a quien da el primer paso es la forma más tradicionales de no ir a ninguna parte