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martes, 18 de septiembre de 2012

Cuando la apariencia y la opulencia son la verdad.


“Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón”.
           
Si no fuera porque conocemos lo vanidosa que es nuestra sociedad actual, resultarían absurdas y risibles algunas de las historias que reseñaré a continuación. Edward Davenport fue encarcelado el año pasado acusado de fraude y luego sentenciado a siete años de cárcel, hoy en día se encuentra convicto. Pero la historia de este personaje resulta por demás simpática, de seguro forma parte de un tema que no es tocado por la alta sociedad y nobleza inglesa. “Lord Davenport” logró estafar 600 millones de euros simplemente utilizando su inteligencia y su comprensión del modo como funcionan las relaciones en la sociedad actual; creó un personaje con un pasado brillante y un linaje que le confería sangre noble, fortalecido por su capacidad para fingir ser un multimillonario, “el caballero más fino de Londres”.
Entre los picarescos detalles de su vida, nos encontramos con que su casa en la capital inglesa se encuentra valorada por 34 millones de euros, pero resulta que según el propio Davenport fue adquirida por 50.000 libras al gobierno de Sierra Leona mientras allá se vivía una situación de guerra civil. La casa era usada para realizar fiestas y eventos para la “high society” londinense, lo que le permitía al “Lord” recibir y conocer a celebridades así como políticos y miembros de la realeza, llegó incluso a ser escenario de la película “The King’s Speech”. El hombre se introdujo a tal punto en la élite británica que formó amistad con los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra, era visitado con frecuencia por el secretario de gobierno Kenneth Clarke y si buscan en internet encontrarán sus fotografías con Paris Hilton, Al Pascino, Mick Jagger, Victoria Beckham, 50 Cent y Jean Claude Van Damme, entre otros muchos.
Este carismático pero para nada rico personaje, hijo de un restaurador de clase media londinense, lo único que tuvo que hacer fue comprender que por más que se diga que las apariencias engañan, son pocos los que se lo toman en serio. Consiguió a través de varias triquiñuelas una suma suficiente de dinero para fingir ser un verdadero multimillonario y cuando ya tenía todos los elementos para su actuación inició sus actividades, creó una falsa compañía en 2005 a través de la cual obtuvo cerca de 600 millones de euros que hoy en día no se sabe donde están. Nadie iba a dudar que tan fino caballero fuera realmente un simple estafador, inteligente y burlón, que le vio la cara de pendejos a todos dueños de Inglaterra. Así, llevó a la quiebra a varios de los que cayeron en su red.
A mediados del año pasado sucedió otro hecho curioso. En España un grupo de ladrones intentó hacerse con 8,4 millones de euros en joyería que iba a ser expuesta en aquel país. Los jóvenes lo que hicieron fue montar toda una fachada según la cual un muy rico Jeque estaba interesado en la compra de las prenda que obsequiaría a sus muchas esposas, para llevar a cabo el robo sólo necesitaron actuar muy bien y establecer una creíble fachada, es decir, limusina, mujeres y mucho lujo. Habiendo logrado burlar a los encargados de la protección de las joyas, asociados a la alta sociedad española, fueron atrapados luego de que se comprobara la falsedad del dinero entregado. Como en el caso anterior nadie dudó de la verdadera condición de quien ostentaba tanta riqueza.
Pero resulta que acá nos pasó una situación similar que acabó sin ningún detenido ni culpable que se pueda identificar. Esta historia ha sido usada por muchos humoristas, como es el caso del cubano Alejandro García “Virulo”. Corría el año 1982 cuando un jet privado tocó pista en Maiquetía, de él descendió un Jeque árabe rodeado de toda su comitiva de seguridad, así como una montonera de hermosas acompañantes, la cosa causó revuelo en el país, toda Caracas se enteró de la llegada de un Jeque a la ciudad. Al Tamini se instaló en el hotel Hilton a donde llegó en múltiples automóviles todos bastante caros, realizó fiestas altamente costosas, algunas orgías, derrochó dinero en comida, bebida y en todo lo necesario para que no existieran dudas con respecto a su condición.
A esas fiestas asistió toda la “élite” venezolana, todo el que se considerara importante tenía que conseguir ser invitado a una de aquellas bacanales, fue así que actores, políticos y muchos empresarios terminaron en contacto con el Jeque, estos últimos cazando algún jugoso contrato que pudiera traerles grandes beneficios. Pero sucedió que con el jeque no vino el dinero, éste se dedicó a comprar cantidades de cosas de altísimo valor a través de cheques, pero no sólo eso sino que los banqueros que habían firmado algún convenio, pusieron a su servicio los fondos de los bancos. Fue así que amaneció un día y no había ni Jeque, ni jet privado, ni Mercedes Benz frente al hotel, el hombre, la comitiva y sus mujeres desaparecieron para siempre. Nunca se supo hasta el sol de hoy quienes fueron esos que le vieron las caras de bolsa a los empresarios nacionales para luego dejarles el pelero habiéndose gozado la ciudad.   
Todas estas historias nos dejan el mismo mensaje. Una sociedad donde se prioriza el tener y aparentar sobre el ser termina tejiendo una red donde son atrapados sus mismos creadores. La vanidad se refuerza diariamente, no es para nada importante la calidad humana sino la cantidad de billete, de carros, de prendas, lo grande que puede llegar a ser la casa. En estos casos de justicia poética que expusimos, los bolsas que viven del sustento de ese mundo aparente cayeron en la trampa de su propia vida vacía.
Manuel Azuaje Reverón.

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