¿Qué de nuevo ofrece a los venezolanos?
Fue la pregunta que hizo el periodista de Univisión al presidente Chávez
durante su rueda de prensa. La primera parte de la respuesta fue desarrollada
en la sección anterior de este artículo. Chávez inició desmontando la
pretensión de la oposición de hacerse pasar por lo nuevo, para ello utilizó una
metáfora pedagógica. El Conde Drácula se disfraza, maquilla y arregla para
poder atraer a las jóvenes víctimas, siendo un vampiro centenario, se hace
pasar por un joven don Juan, una vez que los jóvenes han caído en sus manos les
succiona la sangre hasta la muerte. Así se disfraza el capitalismo, sus
representantes y candidatos buscando atraer a los incautos.
La segunda parte consistió en un
desarrollo tanto de aquel gigantesco conjunto de elementos que conforman
internamente el proceso de transformaciones que se han venido viviendo en el
país, como una explicación a fondo del sentido histórico de esos cambios, del proyecto
de construcción de la sociedad post-capitalista, el núcleo orientador de la
misma que se alimenta permanentemente de la idea de Mariátegui con respecto a
la necesidad de trazar un plan creativo que no sea “calco ni copia sino
creación heroica”.
La
ruptura histórica que representó la revolución bolivariana se constituyó en un
acontecimiento político sin precedente, que alimentado por esa necesidad de
combatir el espíritu represivo y conservador del capitalismo es movido
internamente por la esencia creativa de construcción de lo nuevo. La revolución
es necesariamente cambio, consiste en cambiar todo lo que debe ser cambiado tal
como lo dijo Fidel Castro, denotando el contenido de ese proceso. La actualidad
de esos cambios se ve motorizada por ese carácter de novedad que emerge
diariamente, porque como dijo ya El Che “cuando lo extraordinario se hace
cotidiano podemos decir que estamos en revolución”.
El tiempo histórico determina la
capacidad para visualizar el nivel de novedad de ese conjunto de transformaciones
que se vienen realizando. Para ello es necesario tener conciencia del pasado,
la ruptura, y la construcción de las nuevas posibilidades que se vienen
desarrollando. Quien no es capaz de analizar esa historia, con sus
características, sus determinaciones no sólo está condenado a repetirla, sino
que son a esos mismos a los que se le presentan esos Dráculas disfrazados de
elegantes emprendedores, ofreciendo cambios, novedad y “progreso” y al no
conocer su pasado son incapaces de quitar la máscara, para poder ver las
vinculaciones con los proyectos caducos que obligaron el surgimiento de los
nuevos cambios, el arranque de un nuevo tiempo histórico.
El presidente se refirió al capitalismo
como la prehistoria, definitivamente lo es, la prehistoria de la humanidad, por
su propia condición estructural de explotación y desigualdad sobre la que se
edifica. Un giro dentro de ese conjunto de relaciones de dominación existentes,
en función de la apertura hacia un camino, desde el cual se haga más humana la
humanidad es propiamente el momento donde se inicia la historia. Porque las
sociedades avanzan en función de transformar cualitativamente las condiciones
materiales y espirituales de vida. Para ello se organizan en movimientos
creativos desde los cuales se combate un sistema que en tanto que acabado se
estanca y produce inevitablemente desde sus propias contradicciones los elementos
que lo llevarán a avanzar hacia otra cosa.
Pero el Capitalismo se ha presentado
como eterno, el último eslabón en la cadena de transformaciones históricas de
las relaciones de producción, el punto final de ese proceso creativo de
búsqueda para avanzar materialmente en función de satisfacer las viejas y
nuevas necesidades. Si bien, en un momento pareció calar esa idea, hoy más que
nunca se movilizan mundialmente los pueblos exigiendo el fin del sistema
capitalista, estando en una de sus peores crisis, más por su carácter político
que por el económico, se abren las
puertas para que el mundo se encamine hacia nuevas formas sociales que
constituyan la sociedad post-capitalista. En esta época el capitalismo recurre
al escepticismo y al miedo como herramientas, más pataleos de ahogados que otra
cosa, difunde la idea de que pese a ser un sistema desigual e ineficiente, es
el único que garantiza el orden y la estabilidad, cualquier intento por
cambiarlo devendría en el caos.
Al
visualizar los procesos políticos a nivel mundial podemos notar un factor
importante. El papel histórico de la revolución bolivariana en la construcción
de alternativas novedosas al capitalismo, tanto partidos políticos de izquierda
como movimientos sociales en múltiples latitudes del globo han vuelto su mirada
a nuestra experiencia, tomando de ella aquello que consideran podría ayudarles
en sus propios contextos. En ese caso no sólo sirve como inspiración para los
pueblos del continente y del mundo, sino que marca una forma de hacer política
a través del tratamiento de ciertas áreas que es estudiada en detalle. Se puede
ver en el caso griego, la formación de la SÝRIZA, la coalición de izquierda
radical encabezada por Alexis Tsipras quien dio declaraciones a Telesur con
respecto a la importancia que tiene para el mundo nuestra propia experiencia.
En ese sentido, no solamente en el marco de nuestra historia se está
conformando lo nuevo, sino que desde el horizonte de la historia política
mundial se observa el proyecto venezolano como innovador, proveyendo de
herramientas a los pueblos del mundo.
En el caso concreto, para mencionar una
de las medulares novedades profundamente creativa, está el cambio en la
concepción de lo político y del poder, se dijo que el capitalismo se basa en
una visión reductiva de estos elementos, donde se concibe al poder como
dominación y a lo político casi exclusivamente restringido al acto de votar. La
aparición en el imaginario político venezolano del poder popular y luego sus
expresiones reales cotidianas a través de los consejos comunales y las comunas
así como otro tipo de organizaciones de base, denotan un giro extraordinario en
la forma de hacer política en este país, cuyos impactos históricos podremos
visualizar con mayor claridad más adelante. Que los ciudadanos entiendan que la
política forma parte de cada uno de los aspectos de su vida es fundamental en
la formación de una nueva sociedad, donde los cambios no se dan arriba en las
instituciones sino que son movidos esencialmente desde abajo, desde la
organización comunitaria, la única garante del aceleramiento de esos cambios y
su permanencia.
Y
con esto llegamos a un punto mencionado por el presidente y con el que
podemos terminar. La necesidad de que en este próximo período se acelere la
velocidad de los cambios, pero no sólo se trata de un asunto de tiempo sino de
profundidad de contenido de los mismos, porque de no ser así podríamos llegar a
un punto de estancamiento y retroceso. Los únicos garantes de ese aceleramiento
y profundización son cada uno de los que comprometidos, hacen vida activa
dentro de las comunidades y las organizaciones populares, serán determinantes
en la etapa que viene, en el avance hacia la sociedad necesaria, en la
aparición cada vez con mayor fuerza de lo nuevo.
Manuel Azuaje Reverón.
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