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martes, 31 de julio de 2012

La construcción de lo nuevo y el tiempo histórico. (II)



¿Qué de nuevo ofrece a los venezolanos? Fue la pregunta que hizo el periodista de Univisión al presidente Chávez durante su rueda de prensa. La primera parte de la respuesta fue desarrollada en la sección anterior de este artículo. Chávez inició desmontando la pretensión de la oposición de hacerse pasar por lo nuevo, para ello utilizó una metáfora pedagógica. El Conde Drácula se disfraza, maquilla y arregla para poder atraer a las jóvenes víctimas, siendo un vampiro centenario, se hace pasar por un joven don Juan, una vez que los jóvenes han caído en sus manos les succiona la sangre hasta la muerte. Así se disfraza el capitalismo, sus representantes y candidatos buscando atraer a los incautos.
La segunda parte consistió en un desarrollo tanto de aquel gigantesco conjunto de elementos que conforman internamente el proceso de transformaciones que se han venido viviendo en el país, como una explicación a fondo del sentido histórico de esos cambios, del proyecto de construcción de la sociedad post-capitalista, el núcleo orientador de la misma que se alimenta permanentemente de la idea de Mariátegui con respecto a la necesidad de trazar un plan creativo que no sea “calco ni copia sino creación heroica”.
 La ruptura histórica que representó la revolución bolivariana se constituyó en un acontecimiento político sin precedente, que alimentado por esa necesidad de combatir el espíritu represivo y conservador del capitalismo es movido internamente por la esencia creativa de construcción de lo nuevo. La revolución es necesariamente cambio, consiste en cambiar todo lo que debe ser cambiado tal como lo dijo Fidel Castro, denotando el contenido de ese proceso. La actualidad de esos cambios se ve motorizada por ese carácter de novedad que emerge diariamente, porque como dijo ya El Che “cuando lo extraordinario se hace cotidiano podemos decir que estamos en revolución”. 
El tiempo histórico determina la capacidad para visualizar el nivel de novedad de ese conjunto de transformaciones que se vienen realizando. Para ello es necesario tener conciencia del pasado, la ruptura, y la construcción de las nuevas posibilidades que se vienen desarrollando. Quien no es capaz de analizar esa historia, con sus características, sus determinaciones no sólo está condenado a repetirla, sino que son a esos mismos a los que se le presentan esos Dráculas disfrazados de elegantes emprendedores, ofreciendo cambios, novedad y “progreso” y al no conocer su pasado son incapaces de quitar la máscara, para poder ver las vinculaciones con los proyectos caducos que obligaron el surgimiento de los nuevos cambios, el arranque de un nuevo tiempo histórico.
El presidente se refirió al capitalismo como la prehistoria, definitivamente lo es, la prehistoria de la humanidad, por su propia condición estructural de explotación y desigualdad sobre la que se edifica. Un giro dentro de ese conjunto de relaciones de dominación existentes, en función de la apertura hacia un camino, desde el cual se haga más humana la humanidad es propiamente el momento donde se inicia la historia. Porque las sociedades avanzan en función de transformar cualitativamente las condiciones materiales y espirituales de vida. Para ello se organizan en movimientos creativos desde los cuales se combate un sistema que en tanto que acabado se estanca y produce inevitablemente desde sus propias contradicciones los elementos que lo llevarán a avanzar hacia otra cosa.
Pero el Capitalismo se ha presentado como eterno, el último eslabón en la cadena de transformaciones históricas de las relaciones de producción, el punto final de ese proceso creativo de búsqueda para avanzar materialmente en función de satisfacer las viejas y nuevas necesidades. Si bien, en un momento pareció calar esa idea, hoy más que nunca se movilizan mundialmente los pueblos exigiendo el fin del sistema capitalista, estando en una de sus peores crisis, más por su carácter político que por el económico,  se abren las puertas para que el mundo se encamine hacia nuevas formas sociales que constituyan la sociedad post-capitalista. En esta época el capitalismo recurre al escepticismo y al miedo como herramientas, más pataleos de ahogados que otra cosa, difunde la idea de que pese a ser un sistema desigual e ineficiente, es el único que garantiza el orden y la estabilidad, cualquier intento por cambiarlo devendría en el caos.
 Al visualizar los procesos políticos a nivel mundial podemos notar un factor importante. El papel histórico de la revolución bolivariana en la construcción de alternativas novedosas al capitalismo, tanto partidos políticos de izquierda como movimientos sociales en múltiples latitudes del globo han vuelto su mirada a nuestra experiencia, tomando de ella aquello que consideran podría ayudarles en sus propios contextos. En ese caso no sólo sirve como inspiración para los pueblos del continente y del mundo, sino que marca una forma de hacer política a través del tratamiento de ciertas áreas que es estudiada en detalle. Se puede ver en el caso griego, la formación de la SÝRIZA, la coalición de izquierda radical encabezada por Alexis Tsipras quien dio declaraciones a Telesur con respecto a la importancia que tiene para el mundo nuestra propia experiencia. En ese sentido, no solamente en el marco de nuestra historia se está conformando lo nuevo, sino que desde el horizonte de la historia política mundial se observa el proyecto venezolano como innovador, proveyendo de herramientas a los pueblos del mundo.
En el caso concreto, para mencionar una de las medulares novedades profundamente creativa, está el cambio en la concepción de lo político y del poder, se dijo que el capitalismo se basa en una visión reductiva de estos elementos, donde se concibe al poder como dominación y a lo político casi exclusivamente restringido al acto de votar. La aparición en el imaginario político venezolano del poder popular y luego sus expresiones reales cotidianas a través de los consejos comunales y las comunas así como otro tipo de organizaciones de base, denotan un giro extraordinario en la forma de hacer política en este país, cuyos impactos históricos podremos visualizar con mayor claridad más adelante. Que los ciudadanos entiendan que la política forma parte de cada uno de los aspectos de su vida es fundamental en la formación de una nueva sociedad, donde los cambios no se dan arriba en las instituciones sino que son movidos esencialmente desde abajo, desde la organización comunitaria, la única garante del aceleramiento de esos cambios y su permanencia.
Y  con esto llegamos a un punto mencionado por el presidente y con el que podemos terminar. La necesidad de que en este próximo período se acelere la velocidad de los cambios, pero no sólo se trata de un asunto de tiempo sino de profundidad de contenido de los mismos, porque de no ser así podríamos llegar a un punto de estancamiento y retroceso. Los únicos garantes de ese aceleramiento y profundización son cada uno de los que comprometidos, hacen vida activa dentro de las comunidades y las organizaciones populares, serán determinantes en la etapa que viene, en el avance hacia la sociedad necesaria, en la aparición cada vez con mayor fuerza de lo nuevo. 
Manuel Azuaje Reverón. 

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