En
el programa tv foro del domingo 23, pudimos observar un
documental del periodista español David Segarra, respecto a la noticia que
rápidamente recorriera el mundo sobre una supuesta matanza de indígenas en lo
profundo del Amazonas Venezolano. En el referido documental se desmonta toda la
mentira sobre el “hecho noticioso”
No
es la primera vez que una red de empresas de noticias se encarga de montar una
olla mediática. En los años recientes hemos venido evidenciando estos métodos
para justificar la invasión extranjera en Libia, Siria e Irán. En nuestro país,
a lo interno, se han venido planificando atentados a la verdad en continuadas
ocasiones, siendo el más perverso la plataforma mediática en torno al golpe de
Abril de 2002, donde los medios privados jugaron un papel fundamental.
Esta
noticia sobre los indígenas Yanomami fue elaborada desde los laboratorios
informativos de la red de empresas privadas de la comunicación, CNN,
Globovisión, ABC, EFE, Reuters, entre otras, enseñando a su vez el rostro de
sus aliados, los dirigentes de partidos como el caso de Un nuevo tiempo
protagonista en esta noticia, el gobernador de Amazonas, las ONG’s con su
perverso papel de legitimador y las figuras internacionales, como fue Patricia
Velázquez cuyas relaciones con los entes dominadores de la política mundial
quedó al desnudo.
Entre
los mencionados se armó la noticia, se colocaron frente a las cámaras algunos
personajes haciendo la afirmación de que habían sido masacrados 80 indígenas de
una comunidad, por ahí pasó el vocero de Un Nuevo Tiempo para los medios
nacionales y la proyección internacional estuvo en manos de la vocera de la ONG
Survival International Sarah Shenker. Extrañamente un programa misógino y
retrógrado como Notimujer de CNN, que se encarga exclusivamente de tocar temas
de moda, avances en el cuidado corporal o limpieza del hogar, entrevistó a
Patricia Velázquez para afirmar con certeza la realidad de la noticia.
Finalmente,
una vez que se inició la investigación, varias comunidades de la zona fueron
visitadas por la guardia nacional, comisionados del ministerio público y la
ministra de los pueblos indígenas, fuera de que se encontraron situaciones que
resultaba necesario solventar, no fueron hallados restos de una masacre ni
cadáveres, al contrario, se visitó la mencionada comunidad, habitada por 43
personas que comentaron la falsedad de lo dicho por los medios. Luego, se supo
que los supuestos testigos del hecho no eran tales y que el vocero indígena que
se presentó denunciando en la televisión los sucesos, había manipulado los
testimonios así como fue establecido el vínculo de éste con el político de Un
nuevo tiempo.
Lo
narrado hasta ahora no es muy distinto a otras acciones de la canalla mediática
internacional y nacional de la que hemos tenido que ser víctimas en estos
últimos años. La diferencia es que en esta ocasión, muchos compañeros se
hicieron eco por las redes sociales de la noticia casi inmediatamente a su
emisión, de igual modo varias páginas de izquierda empezaron a repetirla casi
hasta el final de la historia. La noticia resultó así, legitimada por sectores
de la izquierda que sirvieron de plataforma para su expansión.
En
este caso en particular estamos ante una forma nueva de olla informativa, no
sólo se transmite por la vía tradicional, a través de la alianza de los medios
privados transnacionales y sus voceros, sino que los códigos de la noticia se
configuraron a fin de generar empatía por parte de particulares y colectivos
revolucionarios que vienen luchando en espacios específicos, tales como el
reconocimiento indígena y campesino. Para ese fin se hizo uso de las redes
sociales, por medio de las cuales circularon comunicados cuya forma era similar
a la de los movimientos sociales, éstos fueron reenviados en múltiples
ocasiones.
Toca
estar alerta ante la posibilidad de que se repita este método, buscando hacer
uso de la plataforma creciente de los sectores críticos a fin de asestar un
golpe al proceso de transformaciones internas. Es necesario impedir que seamos
usados de nuevo, para ello hay que contrastar las noticias, así como hilar fino
de dónde provienen y quiénes la están emitiendo, porque se termina por hacerle el juego a la canalla internacional.
Vale
la pena reflexionar y aprender del error, porque si bien es legítima he importante
la lucha que se viene dando para visibilizar atropellos existentes hoy en día
contra los campesinos como es el caso del sicariato y los indígenas como los
vividos por los Yukpas, es igualmente importante impedir que esos reclamos, esas
exigencias, pierdan legitimidad en los medios informativos impresos,
televisivos y digitales, gracias a campañas como la que tocó desmontar esta
vez.
Manuel Azuaje
Reverón.
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