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miércoles, 18 de abril de 2012

Sobre la dignidad y su ausencia

            En los últimos días hemos observado ejemplarizantes casos de defensa de la dignidad por un lado, por otro lamentables demostraciones de la pérdida de ésta. La dignidad consiste en defender los principios y valores ante toda agresión o presión para negarlos, se trata de mantenerse firme en la defensa de lo que se cree y se piensa como lo correcto, en afirmar tu propia autonomía personal. En el caso del revolucionario debe consistir también en mantener sólidas las bases de la solidaridad con los excluidos en contra de toda injusticia, se debe buscar formar colectivamente la dignidad de un pueblo.
            Por un lado pudimos presenciar el caso que no da sino lástima, de un Ozzie Guillén que ante la presión del lobbie anticomunista cubano en Miami, tuvo que salir en repetidas veces a pedir disculpas, con un rostro que más que vergüenza demuestra en todo caso pena por tener que hacer eso para no perder un trabajo que genera un buen ingreso en dólares. Y demostró la absoluta pérdida de la dignidad cuando casi confesionalmente digo que afirmaría lo que fuera, que hablaría mal de cualquier país latinoamericano que le pidieran los empresarios cubanos de los medios de comunicación.
            Por otro, tenemos la postura de un Rafael Correa que sostiene una política internacional firme ante las presiones regionales y de Estados Unidos, se hace solidario con el pueblo cubano ante su exclusión de la Cumbre de las Américas decidiendo no ir en rechazo a las medidas imperiales. Es el primero que asume abiertamente esta postura y aunque forma parte del ALBA considera necesario marcar distancia, demostrando una política internacional indudablemente digna.  Finalmente será secundado por Daniel Ortega que argumentará las mismas razones para su inasistencia a la cumbre.
            Pudimos ver también la triste postura de una Colombia que presta su territorio para ser objeto de una abierta agresión a nivel moral para todos sus habitantes, el comportamiento de los miembro del servicio secreto de Estados Unidos dejan al pueblo colombiano como una vedette, no sólo que van a buscar diversión sexual, sino que además pretender no pagar. Tenemos luego las fotografías de una Hillary Clinton que más que asistir a un evento diplomático parece que viajó a Cartagena para el disfrute turístico. Pero lo que lamentamos no son los comportamientos de la delegación  norteamericana, que poco nos importan ya que demuestran su respeto con los pueblos latinoamericanos, lo triste es que el presidente de Colombia permita que se haga con ella semejante demostración de desprecio.
            En contraste con ésta se nos presentó la conducta de una Argentina representada exitosamente por Cristina Fernández, la cual ante la imposición de la dominación imperial en cuanto al tema de las Malvinas rechazó participar en la cena del sábado en la noche para luego retirarse antes de que terminara la cumbre. Ésta es una de las dignas posturas junto con otras que han hecho fracasar rotundamente la cumbre, además de marcar el fin de tan penoso encuentro, a la que se suma la de Evo Morales quien también se retiró antes de tiempo luego de afirmar que de no incorporarse a Cuba no hay mas cumbres. Luego, Cristina demostró otra vez el surgimiento y fortalecimiento de la dignidad del pueblo argentino con la nacionalización del 51% de la petrolera YPF.
            Mientras algunos siguen arrodillándose ante los opresores y sus representantes,  hipotecan sus principios y le dan la espalda a los pueblos, otros se levantan firmes para decir no más agresiones, no más censura, no más atropello a la autodeterminación  de los pueblos, porque nuestro continente ha cambiado definitivamente y se dirige hacia el establecimiento de una dinámica de las relaciones internacionales que cada vez exprese mejor los deseos de los pueblos y menos los de la dirigencia elitista y el empresariado.
            Manuel Azuaje Reverón.

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