Una derrota electoral cuando la
oposición se sentía tan segura como para llamar a que la elección consistiera
en una forma de plebiscito, que no se contempla en la constitución, pero que
tenía carácter simbólico, sumado a las medidas económicas tomadas por el
gobierno nacional, especialmente el combate al tráfico de alimentos en el
estado Táchira, terminó desencadenando un plan para a través de la violencia
callejera buscar una salida del presidente Maduro. Entre los hechos que
evidencian esta intención está la discusión a lo interno de la MUD que fue
reflejada por la prensa, donde distintos sectores expusieron sus ideas frente a
los planes de Voluntad Popular, sucediendo que el propio Capriles expresó en
distintas ocasiones que no era momento para la realización de actividades de
ese tipo.
El segundo elemento que evidencia
que no se trata de protestas pacíficas, ni son una expresión de descontento con
respecto a aspectos de la gestión presidencial, es la consigna movilizadora de
las mismas, haciendo a un lado el caso de manifestaciones pacíficas que sí
tienen esa connotación, las protestas que se realizan actualmente están en el
contexto de lo que se impulsó como “La Salida”, una presión callejera que busca
la renuncia del presidente de la República. El eje de las guarimbas, trancas y
acciones vandálicas no son la escasez, inseguridad u otro factor de gestión, sino
los ecos que se escuchan de los llamados de Machado y López a impulsar la
salida del gobierno nacional.
*
Hay que analizar quiénes protagonizan
las actividades de protesta. En primer lugar hay que reconocer que en el inicio
de las actividades en Caracas la mayoría de los que marcharon son opositores de
los sectores medios del país, que se mueven motivados por el descontento y en
otros casos por el deseo de un cambio de gobierno, pero que no asocian ese
cambio directamente a una salida violenta. Pero con el pasar de los días y los
sucesos que se han presentado, la mayoría de estos manifestantes han abandonado
las actividades de calle, dejando en ellas a los grupos abiertamente violentos.
Si bien los grupos violentos de la
oposición se movilizaron con anterioridad a las actividades de Caracas, en
estados como Táchira y Mérida, especialmente en el primero, los focos de
violencia cobraron un carácter nacional a partir del 12 de febrero. Estos
grupos tienen una composición mixta, desde auténticos manifestantes que consideran
la violencia como la única salida al gobierno nacional, hasta grupos
paramilitares, pasando por agentes extranjeros que han sido traídos al país y
jóvenes asalariados contratados para realizar actividades violentas.
La composición social de casi la totalidad
de estos grupos son jóvenes pertenecientes a lo que se conoce como “clase
media”, hijos de trabajadores profesionales medios, en algunos casos
estudiantes, pero en buena parte ajenos a la actividad académica. Algunos de
los que protestan son hijos de la pequeña burguesía que se han formado en
ideologías ultraconservadoras y dirigen los focos de disturbio, a la vez que
forman a otros. Al mismo tiempo, se ha visto en algunas zonas la participación
de jóvenes (menores de edad en muchos casos) de los sectores populares, que
participan de acciones vandálicas sin saber exactamente de qué se trata.
Finalmente, ha sido denunciada la presencia y control de grupos delincuenciales
en algunas guarimbas, especialmente en el estado Táchira.
*
Es necesario caracterizar la
violencia que se ha vivido en las últimas semanas. El comienzo de la misma ya
ha sido establecido, evocando el llamado irresponsable a la movilización de
calle para alcanzar objetivos no constitucionales, que camuflados en discursos
sobre la desobediencia civil y las protestas pacíficas encubre un llamado a
actividades violentas, aunque no justifica explícitamente los actos vandálicos.
En Táchira se inició con los ataques a la
residencia del gobernador Vielma Mora, así como las trancas de las vías públicas.
Pero el 12 de febrero luego de una marcha pacífica que logra su objetivo
principal (hacer entrega de un documento en el Ministerio Público), grupos de
manifestantes arengados por López y líderes estudiantiles inician un asedio a
la sede de la institución, así como la destrucción de vehículos y espacios
públicos en la zona. Luego, avanzan más allá de lo permitido por el cordón
policial, sucediendo un enfrentamiento con efectivos de seguridad del Estado,
así como con grupos revolucionarios que se encontraban cerca de la zona. La
pregunta que urge hacer es la siguiente: Si los objetivos de la marcha se
habían logrado pacíficamente ¿Por qué no llamar al fin de la manifestación?
¿Por qué utilizar un discurso violento contra la fiscal general? ¿Por qué
motivar un avance más allá de lo permitido?
Lo narrado es el detonante de la
escalada de violencia que se vive actualmente, en la zona donde se produce el
primer foco, el 12 de febrero, son asesinados dos hombres, un marchista y un
militante revolucionario de los sectores populares. Las investigaciones
posteriormente indican que los fallecidos fueron asesinados por la misma arma. Se
realiza la detención de un grupo de agentes del Sebin (Servicio Bolivariano de
Inteligencia Nacional) que violaron la orden de no estar en la zona e hicieron
uso indebido de su armamento.
El mismo 12 de febrero un grupo de
manifestantes de la oposición se traslada a Chacao, donde realizan actos
vandálicos contra instituciones públicas que se encuentran en la zona,
especialmente la sede de la Magistratura, las instalaciones del Metro de
Caracas y el Ministerio de Obras Públicas. Una vez que inician estas
actividades violentas proceden a trancar la avenida Francisco de Miranda a
través de la colocación de basura y objetos inflamables. Más tarde, esa noche,
es asesinado otro manifestante opositor.
A partir de estos sucesos se genera
una ola de violencia en las principales ciudades del país, especialmente en
aquellas donde las alcaldías están en manos de la MUD, es importante hacer
notar que en Caracas se logró mantener controlados los focos de guarimba hasta
su desaparición. La violencia se caracterizó de ahí en adelante por la tranca
de calles principales y la destrucción de cualquier propiedad pública que
pudiera ser identificada con el gobierno nacional, a la vez que se procedió al
ataque selectivo a la propiedad de chavistas conocidos en la zona. Pero estos
focos de violencia se encuentran completamente restringidos a urbanizaciones
acomodadas de las ciudades, donde habita la clase media y media alta. Una de
las acciones cargadas de mayor sadismo fue la colocación de alambres en la vía,
intencionalmente ubicados a la altura para degollar motorizados.
En el marco de estas protestas se ha
dado un proceso de criminalización de las organizaciones de base que habitan en
las comunidades populares y que son conocidos como colectivos, situación que se
ha incrementado considerablemente sin que se presente ninguna prueba
contundente al respecto, más allá de videos cortos donde la narración orienta
lo que se aprecia. Al contrario, los efectivos de seguridad del Estado en las
primeras semanas de violencia detuvieron a más de cien motos de alta cilindrada
perteneciente a manifestantes opositores, las cuales eran usadas en los focos
de violencia.
La cumbre de esta situación de
violencia ha sido el autosecuestro al que se han visto expuestos los vecinos de
las zonas, donde algunos pequeños grupos de vecinos y personas foráneas se han
dedicado a limitar todo acceso, convirtiendo las urbanizaciones en centros de
miseria, destrucción del ornamento, basura quemada, objetos colocados en la
vía, piedras y hasta enceres personales. Situación límite que ha producido el
descontento generalizado de muchos opositores que habitan esos espacios, lo
cual demuestra que las protestas no buscan generar consenso en torno a una
causa, sino insatisfacción y alteración psicológica de los ciudadanos.
*
Un
mes de violencia intencional ha dejado 25 personas fallecidas. Todo asesinato
es profundamente lamentable, debe ser condenado y la difusión comunicacional
del mismo debe ser igual. Pero no pueden ser indiferenciados, porque no es lo
mismo una muerte que se produce por exceso de un cuerpo de seguridad estatal
que una producto de la perversa colocación de guayas en la vía para que los
motorizados se degollen, o el accidente que produce aceite esparcido en una vía
con la intención de afectar los vehículos que pasan, o el choque de un
vehículo contra objetos que fueron colocados en la vía para impedir el
paso, tampoco el asesinato de una
persona por bandas armadas no identificadas. De igual manera, es lamentable la
muerte de policías, guardias nacionales o ciudadanos producto de disparos efectuados
por tiradores ubicados en edificios y en las guarimbas.
De
todos los asesinatos 4 se deben a acciones condenables de la policía y la
guardia nacional. 14 se deben directamente a las guarimbas y a francotiradores
apostados en las zonas de "protestas". De esos 14, 3 son
guardias nacionales y una funcionaria del Sebin que han sido tiroteados
cumpliendo su trabajo. El resto son ciudadanos que han muerto al intentar pasar
por barricadas, al colisionar con guayas colocadas en la vía, y producto de
disparos efectuados con la intención directa de asesinar, casi la totalidad son
militantes revolucionarios. Los casos de las otras víctimas están siendo
investigados. Es necesario que se investigue cada uno de los casos y que haga
justicia. Producto de estos sucesos hay funcionarios del Sebin, la guardia y la
policía detenidos, gran diferencia con respecto a países como Colombia, Chile y
México, donde los cuerpos de seguridad actúan con total impunidad, mientras que
miles de familias llevan años alzando la voz por justicia. Lo que
visibiliza todo este sangriento panorama es que para los objetivos que buscan
la violencia no importa quien caiga, sino aumentar paulatinamente el número de
muertos para lograr una cifra que sea alarmante a nivel internacional, justificando
de este modo, las intervenciones. Por ello los medios difunden números sin
diferenciar casos.
*
La
violencia opositora ha recibido la denominación de fascista, pero es necesario
que el uso de este adjetivo implique pensar el concepto tras de él, a fin de
ver qué elementos del mismo están presentes en las acciones actuales. Una de
las dificultades del empleo de este término tiene que ver con su asociación al
poder del Estado, a sus dimensiones como un movimiento nacional que se
fortalece desde el gobierno, teniendo una concepción sobre el liderazgo, el
pueblo, la organización, la ciencia y la tradición. Una visión del fascismo de
este tipo lo deja reducido a un movimiento existente de forma exclusiva en un
momento histórico determinado. Pero lo cierto es que hay un núcleo esencial del
fascismo que tiene que ver con su espíritu y sus aspiraciones, ese
espíritu permanece en muchos movimientos políticos a nivel mundial,
algunos lo asumen abiertamente, otros lo encubren, no tienen el poder
pero aspiran a él. Es un fascismo sin poder estatal.
El fascismo estimula y emplea el odio para
generar violencia, es racista, clasista y xenófobo, crea un enemigo artificial
para articular las fuerzas nacionales. Pero sobre todo es determinante el uso
de los sectores medios por parte de la burguesía, como un ejército de batalla
en la conquista del poder. El fascismo es fundamentalmente reaccionario y
conservador, surge en momentos de crisis como el antagonismo ante el avance de
las fuerzas revolucionarias y progresistas. El fascismo es una expresión
abiertamente violenta de la lucha de clases. La discusión sobre el
fascismo no debe desdibujar este hecho, se trata de una lucha de clases,
representa la aspiración de la burguesía por retomar el poder.
En el último mes la violencia opositora se ha
expresado en términos profundamente clasistas, cuando sus protagonistas son los
sectores medios profesionales, que demonizan y atacan a los sectores populares,
cuando intencionalmente atacan a los motorizados. Es racista en el ataque
selectivo a ciertos vecinos y el acoso a los trabajadores de limpieza, tal es
el caso de los conserjes de los edificios. Se comporta de forma abiertamente
xenófoba cuando dirige todo su odio a ciudadanos cubanos que cumplen
labores humanitarias en el país. Estos elementos alimentan el odio con el que
se comportan, exaltan la violencia y la encubren con pobres justificaciones.
Pero además, los aparatos ideológicos de la burguesía estimulan la creación de
un enemigo artificial, que no es directamente la clase trabajadora ni puede ser
ella misma, es la construcción simbólica de su imagen del chavismo, es Cuba y
los cubanos. La violencia opositora es esencialmente fascista.
Pero
si la palabra fascista se presta a ambigüedades, sin duda esta violencia pese a
la simplificación y uso maniqueo del término, es terrorista. Es terrorista en
la medida en que usa la violencia de forma sistemática para coaccionar al
Estado, pero además atenta de manera directa contra la estabilidad psicológica
de la sociedad. Esta descripción nos permite comprender la forma de la
violencia, mas no la esencia de la misma. Podemos también llamarla neofascista,
pero lo importante es que nos deja una clara advertencia de lo que pasaría si
estos sectores conquistarán el poder.
*
Finalmente,
es necesario hacer un breve comentario sobre las conferencias de paz. A primera
vista dan cuenta de ser una medida
acertada, sentar a distintos sectores de la vida nacional y de las regiones en
función de combatir los hechos de violencia, así como avanzar en distintos
aspectos desde el trabajo conjunto. Hay que decir que no es nada distinto a lo
que el Comandante Chávez hubiera hecho, y esto no es producto de un ejercicio
de análisis abstracto, sino porque ya Chávez lo hizo en varias ocasiones. Pero
no hay que dejar de decir que la paz se conquista con justicia y esta con la
transformación de las relaciones sociales que reproducen la explotación. Las
conferencias deben servir como reconocimiento de los sectores sociales sobre
quien dirige la política nacional y todos sus ámbitos.
La
conferencia de paz para el tema económico debe caminar en este sentido, no para
que se hagan pactos con los empresarios, sino para que estos entiendan quién
dirige y establece los lineamientos económicos del país. Además, es
fundamental que a esta conferencia de paz sean invitados los partidos y
movimientos revolucionarios que tienen distintas visiones sobre el tema económico,
con especial atención en los trabajadores, que son el sustento real de la
economía.
A su
vez, resulta preocupante que sectores
del movimiento revolucionario, que en algunos casos parecen adjudicarse la
vocería de su totalidad, busquen pescar en río revuelto. Sobre la base de una
perspectiva crítica válida pero no necesariamente verdadera respecto a la
gestión del presidente Maduro hacen llamados que pueden resultar en peligrosas
divisiones internas. Hay que cuidarse de no hacer del legado de Chávez un traje
a la medida de las aspiraciones personales sobre la Revolución. En este
sentido, es necesario hacer una reflexión respecto a la idea de autonomía, su
papel y su dimensión, porque se debe evitar que signifique una ruptura respecto
al gobierno nacional, así como al Estado como espacio político. Siendo que la
amenaza fascista pesa sobre toda la militancia revolucionaria pero aspira
esencialmente a la toma del Estado y del gobierno, es urgente afinar la unidad
en torno al mantenimiento de ese poder, así como a su transformación.
Ante
la amenaza del fascismo, unidad de las fuerzas revolucionarias y organización
de los trabajadores en la defensa de la Revolución Bolivariana. Es necesario
luchar por la creación de espacios a lo interno del proceso político donde se
puedan presentar las visiones críticas, pero en función de consolidar la
unidad. Es vital que se abra la participación de todos los movimientos
revolucionarios en las conferencias de paz. Que la derecha sepa: ¡Aquí hay un
pueblo chavista que dará la batalla!
Manuel
Azuaje Reverón.
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