A pesar de lo que se viene diciendo
durante los últimos 25 años, el imperialismo sigue intacto en su
accionar, en vez de desaparecer se ha hecho más agresivo que nunca. Este
fortalecimiento se puede apreciar en el crecimiento de las hostilidades
en el mundo, los conflictos bélicos destinados a expandir la esfera de
influencia política y económica de Estados Unidos. El imperialismo no ha
terminado, porque no se trata de un discurso, una visión ideológica o
determinada forma de llevar a cabo la política internacional,
circunscrita a la guerra fría.
El imperialismo no es un discurso
político porque su campo no es exclusivamente el de la política, ni el
de las relaciones internacionales, no se trata de una teoría
desarrollada por izquierdistas obsesionados con un país o ineficientes
gobernantes buscando a quien echarle la culpa. Tal como ha desarrollado
en su momento Lenin y sostiene correctamente Atilio Borón, el
imperialismo tiene su raíz en el capitalismo, debe su surgimiento al
desarrollo de la lógica sobre la que actúa la economía capitalista. Por
supuesto se expresa en múltiples campos tales como la política, la
cultura, la religión y articula una determinada ideología. Tomaremos las
ideas de Lenin y Borón para esta explicación. Comprendemos que existe
una discusión sobre las características del imperialismo desarrolladas
por ambos autores.
La libre competencia existente en el
capitalismo desarrollado durante el siglo XIX, da paso, a finales de la
centuria, a altos niveles de concentración de la producción, algunas
fábricas y empresas comienzan a tener un nivel de acumulación tal que
entran en una lucha voraz por la adquisición de otras más pequeñas. De
esta forma, los altos niveles de concentración de producción y ganancia
dan pie al crecimiento de determinadas empresas a partir de la
adquisición de otras, surgiendo los monopolios. La figura de la fusión y
el surgimiento de carteles industriales es síntoma directo de esos
monopolios. Como segundo momento en este desarrollo del capitalismo, los
capitales industriales monopólicos empiezan a fusionarse con los
capitales bancarios, dando como fruto la aparición del capital
financiero. Este movimiento por medio del cual surgen los monopolios
financieros se da en una escala cada vez más global, de manera que
finalmente se trata de un conflicto internacional entre los distintos
monopolios. Todo esto trae como consecuencia la aparición de una nueva
élite social al interior de la clase burguesa, la oligarquía financiera,
que encabeza la lucha por la reconfiguración mundial en función de la
acumulación de capital. Los distintos monopolios utilizan a los Estados y
sus ejércitos en función de ganar la batalla por los distintos
territorios a los cuales exportar capital financiero y de los cuales
obtener distintas materias primas. Estos son los momentos del
capitalismo en el surgimiento del imperialismo.
Hoy en día aquello que visualizaba Lenin
como las características principales de una época imperialista ha
llegado a límites que posiblemente él no podría imaginar, la
concentración de la producción y el capital ha alcanzado niveles
impensados. En relación al capital financiero, es visible cómo cada vez
más se nos convierte en una sociedad mundial financiera, a través de
todas las vías posibles, se da una bancarización y penetración de este
capital en todos los espacios de la vida, todos los territorios. Los
niveles de exportación de capital financiero en relación a la
exportación de mercancías son tan altos como nunca se había visto, lo
cual a la vez ha intensificado la lucha por la colocación de ese capital
a través de las guerras y la creación de mecanismos internacionales.
Todos los organismos internacionales que se han creado en materia
económica no tienen ora finalidad que fortalecer el imperialismo en
tanto que financiarización del mundo, son mecanismos de expansión
imperial. El capitalismo global necesita consumir recursos como nunca,
debe encontrar nuevas materias primas para su subsistencia.
La globalización ha demostrado no ser
más que una etapa superior del imperialismo, tal como afirma Atilio
Boron. Mientras algunos intentaron hacerla pasar como el fin de los
conflictos y el surgimiento de un mundo multicultural basado en el
diálogo, se ha demostrado que no es otra cosa que una etapa aún más
feroz del capitalismo en su lógica de concentración, acumulación y
expansión. Pero efectivamente, el imperialismo como fenómeno no es sólo
económico, aunque ésta sea su raíz y fundamento, se expresa de manera
directa en la política, en la cultura y en el entretenimiento, que teje
las redes ideológicas que lo soportan.
Hemos intentado exponer algunas
características del imperialismo, haciendo un hincapié en su naturaleza
económica, en su vinculación fundamental con el capitalismo, en la
medida en que queremos apuntar a que una batalla contra el imperialismo
no se da sólo en el campo de las relaciones internacionales, ni siquiera
en la defensa armada de un territorio si fuera el caso. Hay que tomar
importantes decisiones económicas, porque son económicos los fines y la
naturaleza de su accionar. La lucha contra el imperialismo es siempre,
necesariamente, una lucha contra el capitalismo.
Manuel Azuaje Reverón
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