Desde comienzos de este año la
presidencia del la Televisora Venezolana Social pasó a Winston Vallenilla, el
presentador de televisión que en algún momento fuera el mejor pagado del país y
que venía de ser candidato a la alcaldía del municipio Baruta por el PSUV. El
Presidente Nicolás Maduro lo designó con la tarea de “transformar Tves en una
televisora de calidad humana con público”. A lo largo del año hemos visto
materializarse la nueva programación, cuyo fuerte es el programa matutino “Tves
en la mañana”.
Luego de que la semana pasada se
anunciara la creación de un programa llamado “En mi casa mando yo” el cual
vendría a reproducir el formato de “La guerra de los sexos”, se han elevado
múltiples voces de protesta, tanto desde organizaciones feministas hasta
individualidades que consideran que la programación reproduce la televisión que
se ha estado combatiendo. Esta situación ha puesto en evidencia algunas cosas
rescatables para la discusión.
La principal razón que se ha dado
para el cambio en la programación de Tves es que el canal no era visto por
nadie ya que no apuntaba a “lo que le gusta a la gente”, por eso debía
cambiarse la programación por una que sí fuera atractiva. Lo ha dicho Roberto
Messuti “enviar un mensaje de paz pero entretener sin desviarnos de lo que nos
gusta, las telenovelas”. Se trata entonces de un asunto de
rating.
Según algunos compañeros que
asesoran en el tema comunicacional la decisión tiene que ver no sólo con
aumentar la audiencia sino con rentabilidad, busca que el canal deje de
producir pérdidas, por supuesto ambas cosas están relacionadas. No se sabe en
qué medida se producirá esto, ya que al parecer para generar ganancias, un
canal debe recibir publicidad y no deberían provenir del propio Estado porque
no tendría sentido. ¿Busca publicidad privada Tves?
En una primera instancia el cambio
en el contenido de la Televisora Venezolana Social evidencia que se toman
decisiones en función de producir la solución más rápida. Si queremos que vean
Tves, hagamos la misma programación alienante que tenía RCTV para así atraer a
esa audiencia. Pareciera que no se piensan suficientemente las consecuencias de
ciertas decisiones y se apuesta por “lo más práctico”.
Por otra parte, toda la discusión
entre quienes vienen criticando la designación de Winston Vallenilla y aquellos
que la defienden, no desde las instancias de gobierno sino desde la base misma
del chavismo, ha evidenciado que se limita a un callejón sin salida entre
quienes critican destructivamente todo y quienes justifican cualquier acción de
gobierno. Criticar decisiones políticas tomadas por el Compañero Presidente
Nicolás Maduro no implica ni deslindarse del gobierno, ni dejar de reconocer
otras cosas. Hay decisiones que parecieran ser ciertamente injustificables.
Si la crítica se hace sobre la base
de una argumentación, como ha sido este caso, además con la presentación de
propuestas específicas o al menos el sincero interés en discutir, no hay
razones para atacar esa crítica. Por supuesto, eso no implica que quienes
defienden, desde distintos puntos de vista, la nueva línea de Tves, no puedan
tener razón. No estamos obligados a elegir entre criticar todo o justificar
todo.
La incorporación en la parrilla de
un canal del Estado venezolano de un programa dedicado a reproducir una visión
de la sexualidad representada en un antagonismo entre hombres y mujeres, una
“guerra de los sexos”, evidencia las contradicciones en el seno de las
políticas de gobierno. Mientras que en Conatel se imparten talleres para que
los usuarios de la televisión identifiquen los contenidos sexistas, en Tves
pasan “En mi casa mando yo”.
Pero toda esta situación viene a
evidenciar también la poca capacidad de respuesta de parte de las
organizaciones e individualidades que no están de acuerdo, debería existir una
mínima capacidad de protesta más allá de la queja por las redes sociales. Si la
programación continúa será culpa también de quienes no hagan nada para al menos
demostrar el descontento, así como elevar propuestas para que no se quede sólo
en la protesta. Así como ha sucedido en otras ocasiones, que decisiones se han revertido
por medio de la movilización, se debe manifestar la insatisfacción respecto a
una televisión que reproduce los antivalores que se supone hay que
combatir.
Entre las propuestas que circulan se
encuentra convertir Tves en un canal
exclusivamente deportivo, haciendo una inversión en la adquisición de los
derechos de transmisión de muchos más deportes de los que ya tiene. Anterior al
cambio de línea lo que más atraía usuarios al canal era su programación
deportiva. Lo que denota esa propuesta es que si bien no es la salida fácil,
ganar televidente no necesariamente pasa por revivir a RCTV. En el fondo, se
trata de convocar a todos los interesados y responsables a pensar ¿Qué
televisión necesitamos? ¿Qué televisión queremos? Y ¿Qué televisión podemos tener?
Manuel
Azuaje Reverón
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